domingo, 8 de abril de 2007

Curriculum Vitae

A la mayoría de nosotros, y por diversas razones o circunstancias, nos ha tocado más de alguna vez escribir nuestro Curriculum Vitae (CV) u Hoja de Vida. Generalmente, lo redactamos cuando vivimos un momento de cambio e incluso de esperanza, ya sea porque deseamos postular a algún puesto dentro de una empresa, porque queremos estudiar algún postgrado o, simplemente, porque queremos resumir lo que somos bajo la perspectiva laboral.
Escribir nuestro CV es resumir qué hemos hecho con nuestra vida profesional a fin de ser seleccionados para algo que nos interesa y a lo cual postulamos. Hablar de uno es siempre difícil. Primero que todo, hay que ser sincero consigo y reconocer en qué somos “buenos” y en qué somos “malos”. Aquí es donde, por tratar de ser leal con uno mismo y con su historia, destacamos nuestras fortalezas y suavizamos nuestras principales debilidades. O las ocultamos, como cuando un pintor realiza un retrato disimulando defectos de su modelo. En el fondo, lo importante es lograr el beneplácito de nuestro enjuiciador lector. Y de esa forma ser aceptados.Por todo lo anterior, se hace imprescindible tomar ciertas precauciones al momento de su confección: resguardar aspectos formales, evitar adjetivación innecesaria, austeridad en sus dimensiones, honestidad y claridad, etc.
Pero, sin lugar a dudas, el principal error de un CV muchas veces no es el que éste no contenga los requisitos del puesto al cual se postula, sino el descuido por parte del autor de escribir algo inadecuado. La tontera presente, obviamente, brilla más que lo cuerdo ausente. Quisiera, a modo de ejemplo, contarles faltas comunes que he visto en varias Hojas de Vida, tales como señalar en el propio CV: que “su principal defecto es ser demasiado complaciente con su superior”, o expresar en qué colegio estudian sus hijos, o los apellidos de sus amigos, o la marca y modelo de su auto, o el listado de países que conoce, datos que en la mayoría de los casos son irrelevantes, o simplemente ponen como referencia a Alan Greenspan u otros personajes inalcanzables por la empresa seleccionadora. Todos estos ejemplos sólo nos sirven para alertarnos sobre las verdaderas capacidades del candidato.
Otro tipo de errores, aun peores, cometidos generalmente por aquellos estudiantes que, recién titulados, buscan trabajo por primera vez. Sus CV, de una plana, dado sus escasos antecedentes, consideran, por ejemplo, el signo del zodiaco, o el número de pololas a su haber, o correos electrónicos como dato de contacto del tipo Hotmail, Gmail, Yahoo, poco afortunados tales como pelaoauditor@... , revolucionario666@..., ardillita@..., gatita_miau24@..., kamasutra-99@..., en vez del clásico, digno, decente y formal juan.perez@ ..., o jperez@ ... A la hora de seleccionar una Hoja de Vida, lo primero que notarán serán estas faltas de criterio que debilitan una adecuada postulación y denotan lo poco lúcido de su autor. El seleccionador revisará los CV como quien compara productos, y donde el CV es su etiqueta, y descartará de la postulación los que demuestren poca sensatez.
Pero si un CV es nuestra pequeña biografía laboral, ¿por qué no redactamos en unas tres páginas un resumen de nuestra vida en todas sus perspectivas? ¡Sí!, quizás podríamos redactar nuestro propio CV, para nosotros mismos. Uno que sea completamente honesto y que integre todas las facetas de nuestra vida. Sólo con el afán de resumir y sintetizar lo que hemos hecho con nuestra existencia. Que refleje nuestros logros, nuestras metas, nuestras penas, nuestros propios hitos. Que contenga las fechas importantes para nosotros. Nuestras efemérides. Dibujar nuestra propia línea del tiempo. Ver nuestras etapas, cómo hemos crecido, qué crisis hemos tenido y cómo las superamos. Qué nos falta por hacer. Qué ya no hicimos. Posiblemente, después de redactar nuestra pequeña historia, podamos escribir nuestro CV laboral, pero postulando, ahora, a aquello que realmente nos falta para ser feliz. Quizás haríamos el gran negocio de nuestras vidas.