lunes, 23 de julio de 2012

Resfrío económico

El contexto económico mundial está complejo, durante las últimas semanas las bolsas, sobre todo las de las grandes ciudades europeas, han mostrado bajas increíbles –algunas sobre el 5% en un día-, que facilitan aumentos en los niveles de incertidumbre en todos los actores y al menos por los próximos doce meses. Si bien se espera que durante este segundo semestre tengamos ciertos desenlaces, otras certidumbres deberían de concretarse ya avanzado el 2013. Bajo este escenario, un cuestionamiento oportuno es preguntarse qué tanto nos podría afectar esta crisis económica. Tiendo a pensar de manera relativamente optimista, pues si bien nos veremos perturbados, el nivel de contagio debería ser más bien leve, como por así tildarlo de resfrío económico. Descarto de plano que la economía chilena caiga enferma, pero la profundidad de la crisis y su lenta recuperación implicará de todas formas cierto nivel de contagio. En palabras simples, cuatro son los canales posibles de contagio: el comercio internacional de una economía, la liquidez de ella, las expectativas de los agentes y finalmente los términos de intercambio. Hoy básicamente la economía chilena ha dado señales de contagio a través de su comercio internacional, el cual ha disminuido cerca de un 15% en dos de los principales destinos, pues las exportaciones al viejo continente europeo han disminuido en cantidad y en precio, y a China principalmente por la disminución en el precio del cobre. En 2008 el contagio fue más fuerte y agripó la economía chilena, pues se produjo no sólo a través del comercio internacional, sino además en las otras variables: hubo una caída en la liquidez en dólares y en pesos, y también disminuyeron las expectativas y el optimismo, pues pese al crecimiento en el consumo durante 2009 hubo recesión por la sobrerreacción de las empresas al ajustar sus planes de inversión conjuntamente a una excesiva reducción de los inventarios, que incluso al día de hoy aún nos complica como por ejemplo en ciertos subsectores de la construcción. Detectar oportunamente la forma de contagio permite buscar el antídoto o remedio más efectivo. En tal sentido, pienso que hoy en relación al 2008 el contagio es menos agresivo y el remedio por lo mismo menos complejo, pues se puede realizar una eficaz política contracíclica. Mi tranquilidad implica de todas maneras una desaceleración para la economía chilena en 2012: crecimientos en torno al 5,2% el primer semestre y al 3,9% durante el segundo semestre. Confío que esto así será, pues de haber un contagio vía liquidez, la infección sistémica será elevada entre bancos, países y continentes, implicando entonces para nuestra periférica y abierta economía antibióticos más enmarañados.