martes, 9 de octubre de 2012

Campañas con Voto Voluntario

Mucho se razonó sobre las virtudes del voto voluntario para los procesos eleccionarios en Chile, destacando el carácter democrático de ejercer el acto cívico sin obligación, en un escenario de comprensión de las propias libertades individuales. En mi opinión, el tema del voto voluntario se transformó en una idea muy aceptada transversalmente en la ciudadanía, y por tanto de trato muy popular, que convocó quizás poca racionalidad objetiva, pues está demostrado que aquellos países que instauraron este sistema aumentaron en desigualdad social, toda vez que terminan finalmente siendo los electores de los niveles más elevados socioeconómicamente los que votan de manera voluntaria, y los con menores ingresos los que no votan de manera voluntaria. Ahora bien, uno de los beneficios del sistema “voto voluntario” debiese ser la naturaleza de las campañas políticas previas a la elección. Esto porque no sólo es fundamental convencer – o persuadir – al electorado mediante una campaña para que vote por alguien en particular, sino adicionalmente hay que convencerlo que tal día asista y finalmente vote. Se estima que cerca del 60% de las personas debiésemos votar, con tendencia a aumentar la probabilidad en los antiguos votantes y a disminuirla a un tercio en los nuevos, principalmente jóvenes; así como también aumenta la probabilidad de voto en los extremos políticos y disminuye en quienes tienen líneas de pensamiento más mesuradas. Por lo mismo, las campañas deberían de desarrollar toda una serie de racionalidades, que por sobre cánticos pegajosos, carteles, afiches y eslóganes creativos, produzcan el deseo y finalmente la conducta del sufragio en quienes no manifiestan interés en hacerlo. Recientemente hemos visto – por no decir disfrutado – de un debate presidencial en Estados Unidos, donde los candidatos se han referido a diversos temas con niveles de profundidad y análisis que generan discusión, que finalmente se traduce en el interés de la ciudadanía en votar. Instancias pertinentes serán necesarias en nuestro país en la medida que los candidatos perciban como valioso el incentivo a votar, lo que se generará en la medida que la inercia de la obligatoriedad disminuya con el paso del tiempo, pues tanto cartel y aviso debe empezar a dar lugar a campañas de ideas y argumentos que muchas veces se confina a espacios y públicos muy reducidos. Será responsabilidad de todos el generar momentos y lugares para que esto acontezca. Obviamente después de esta elección habrá mucho análisis, que sin lugar a dudas nutrirá con razonamientos futuras campañas.