viernes, 30 de enero de 2015

Cifra de desempleo

En general se observa por muchos como positiva la última cifra de desempleo de un 6,0%, principalmente por el contexto poco alentador de nuestra economía y demostrado por la fuerte desaceleración. Sin embargo, al comparar el número con igual período del año anterior se deduce que el desempleo aumento en 0,3 puntos porcentuales. Simultáneamente, los asalariados durante 2014 crecieron sólo un 0,9%, versus el 2,2% del 2013. De igual forma, los trabajadores por cuenta propia – aquéllos que poseen bajísimas tasas de ahorro previsional – aumentaron notoriamente en 2014 en un 4,3%, 1,4 puntos porcentuales más que en 2013. Por lo mismo considero que el desempleo del último trimestre debe ser leído con una mayor prudencia y detención, el desempleo finalmente aumentó. Hoy existen 514.120 personas sin empleo, muchas de ellas en sectores como la construcción y la minería, áreas económicas que, con el actual precio del cobre y su proyección bajo los 2,85 dólares la libra, difícilmente encontrarán trabajo en los próximos meses. Y para quien está sin trabajo el desempleo siempre es de un 100%.

jueves, 15 de enero de 2015

Reforma Laboral a medias

Finalmente se ha podido conocer el contenido de la denominada Reforma Laboral, al haberse hecho público el Mensaje del Ejecutivo al Congreso Nacional, tanto en lo que respecta a los contenidos doctrinarios y de objetivos centrales del proyecto, como las modificaciones específicas con las que se busca concretarlos. Si bien la lectura del documento merece muchos y profundos análisis y comentarios, focalizo y pondero sólo un aspecto que constituye más bien una carencia u omisión relevante. Desde la perspectiva del Ejecutivo, el objetivo de la reforma “apunta al desarrollo de las relaciones laborales modernas, justas y equilibradas entre las partes, en las que predomine el diálogo y el acuerdo, combinando objetivos de equidad, eficiencia y productividad”. Para lograr aquel propósito, se señala que se propone el aumento cuantitativo, es decir, que más trabajadores negocien, así favorecer el espacio de diálogo, con mecanismos que faciliten acuerdos, enriqueciendo la igualdad y las relaciones laborales en las empresas. Todas las pretensiones señaladas son beneficiosas, sin embargo, no se condicen con las normas que se quieren implementar contenidas en el articulado propuesto. La importante omisión para lograr tales propósitos se refiere a la falta de elementos técnicos que necesariamente se deben incluir en una negociación. Esta fue la gran diferencia entre la negociación colectiva vigente hasta el año 1973 y la que se reinició en 1979, con el Plan Laboral de aquel año. En el primer período, los trabajadores presentaban un “pliego de peticiones” que contenía todas las aspiraciones y necesidades, independientemente de la realidad económica y financiera de la empresa. El empleador por su parte, más preocupado en las utilidades y costos, proponía condiciones para fomentar los réditos, sin consideración ni a la realidad de la empresa, ni de las condiciones de sus trabajadores. Era llamada la “política del tejo pasado y del tejo recortado”, respectivamente. Posteriormente, en 1981, se pretendió tecnificar la negociación colectiva, para poner en la mesa de negociaciones no sólo las aspiraciones y expectativas de las partes, sino la realidad de la empresa. Entre las variadas condiciones para lograrlo, se estableció la presencia de hasta tres asesores o consultores por cada parte, con el objeto de analizar y contrastar cada petición de los trabajadores y la correspondiente respuesta del empleador, con datos específicos o “duros” y así ir intercambiando opiniones objetivas y no simples quimeras que, a la postre sólo hacen decaer los ánimos, causan frustración, llevando incluso, a veces, al odio y a la violencia entre las partes. En el proyecto propuesto actualmente se señalan muchas modificaciones, varias de ellas luces de bengala y artificio que más bien persiguen un fin político y de popularidad, pero no contienen principios y normas tendientes a la tecnificación y objetividad en los procesos de negociación colectiva, objetivo buscado. Por lo mismo, es lamentable que se desaproveche una vez más una importante ocasión para que existan en el país relaciones laborales modernas, justas y equilibradas.

Precio del Cobre

El 2015 podría ser uno de los peores años para Chile en materia económica. Al ambiente reformista que tanto incomodó el año 2014, ahora hay que añadir la violenta baja en el precio del cobre, promediando en los días que llevamos de este mes un precio de US$2,75 la libra, con mínimos en torno a los US$2,55. Han influido en este desplome tanto la disminución relativa en la demanda China, como los mínimos del precio del petróleo – que alegra a muchos – y su impacto en los costos de la energía. De mantenerse el metal en estos precios, el efecto podría afectar severamente nuestra economía, específicamente a nuestro crecimiento, estimándose entonces un aumento bajo el 1,8% en el PIB para este año (Banco Mundial lo estimaba en 2,9). Menores ingresos fiscales, efectos en gasto público y social a futuro, correlación entre el valor del metal y el IPSA en dólares, menores ganancias para las empresas, aumento de desempleo, caídas de confianza de consumidores, disminución del consumo, y otros efectos más podrían generarse en los próximos meses a raíz de estos mínimos, y que se traducirían en un bajísimo crecimiento 2015. El precio para este año se estimó en Chile algo sobre US$ 3 dólares la libra, y cada centavo menos, significa un ingreso menor al fisco equivalente a US$ 60 millones. Por ejemplo, si el presupuesto nacional fue elaborado con un precio del cobre de 3,12 entonces la pérdida considerando un valor promedio año de US$2,60 sería estimada en torno a los US$3.120 millones, media reforma educacional. El programa de gobierno deberá entonces para su correcta ejecución considerar financiamiento vía deuda. Esperable es una mejora en el precio de la libra, toda vez que el precio de la energía debería tener un efecto al alza, y de manera paralela debería existir un ajuste de la oferta vía cierre de empresas ineficientes en costos, pero difícilmente podríamos tener un precio del cobre a los valores de los últimos años. Este negativo escenario, cuyo origen es externo a nuestro país, debería de fomentar medidas pro crecimiento en Chile postergando aquéllas que incertidumbre generan.

jueves, 8 de enero de 2015

IPC de diciembre

El IPC de diciembre ha sido de -0,4%, en línea con las expectativas del mercado, principalmente debido a la baja en el precio de los combustibles. Pese a ser un IPC negativo, la inflación total en 2014 fue la más elevada de los últimos 6 años: 4,6%. Sin el efecto de los combustibles, el IPC habría sido de 0,3%, por lo que la inflación anual hubiese superado el 5%. La autoridad económica debe estar muy agradecida de la baja del petróleo, y no sólo por el IPC de diciembre – y el de enero que también sería negativo – sino porque además permitiría bajas en la Tasa de Política Monetaria por parte del Banco Central, augurando un 2,5% de TPM para mediados de año, lo que ayudaría a activar la economía nacional, generando presiones alcistas en el precio del dólar. La divisa americana hoy se encuentra con presión bajista por la tranquilidad y estabilidad de los mercados fundamentalmente gracias a los anuncios de la Reserva Federal y del Banco Central Europeo. El dólar tendría un piso en 610 pesos, pero la rebaja en la TPM lo impulsaría sobre los 630 para abril, favoreciendo a exportadores. Sin embargo, la caída en el precio del petróleo ha sido tan profunda y violenta que podría traer finalmente un escenario desfavorable, dado que la economía rusa enfrentará un año de recesión (entre 5 a 8% negativo), economía que representa un octavo del tamaño de la estadounidense o un quinto de la China. Cuba ya se ha desmarcado de ellos y de Venezuela, éstos también con problemas debido a que su presupuesto fue planificado con un petróleo a 100 dólares ( y no a 50 aprox. como el actual) por lo que ya le están “sonriendo” a los chinos en busca de algún apoyo. ¿Pero Rusia?, de caer Rusia la ola podría traer estragos incluso a nuestra pequeña pero abierta economía, en un año en que estaremos principalmente observando al Congreso y sus reformas.

lunes, 5 de enero de 2015

IMACEC de noviembre

El IMACEC de noviembre estuvo en línea con las expectativas del mercado, las que son en general bajísimas para una economía como la chilena, pero que demuestran y reflejan la alicaída actividad económica nacional inmersa en un ambiente reformista. El actual contexto llevaría a nuestro país a obtener un paupérrimo crecimiento en 2014, y lo que es peor: las expectativas de crecimiento 2015 para Chile están situadas bajo el 2%, todos esperanzados en un punto de inflexión a principios del tercer trimestre. Quien sabe la inversión minera-cobre se active producto del bajo precio de otros minerales, pero probablemente la inversión recién se recupere fuertemente en 2016-17. El Ministro Arenas reconoce que el IMACEC de noviembre no lo deja conforme, una nueva demostración de un cambio de actitud, muy necesaria por lo demás, ya que los indicadores de apoyo al gobierno tampoco han sido favorables. Claramente la autoridad está esperanzada en que el mayor gasto público durante el año sea un motor de crecimiento en este 2015, por lo que la caída del precio del petróleo fue una tremenda ayuda para su gestión, al mantener la inflación controlada. Sin embargo, los efectos de esta caída sobre los países productores menos eficientes podría traer nuevas complicaciones, por ejemplo vía precio del cobre. El mayor gasto público debería fomentar el empleo, el consumo, y por cierto los niveles de confianza. De no acontecer una mejora en la actividad económica durante este año, quedaría confirmada la extrema necesidad de que las reformas incluyan medidas pro crecimiento, ya que generar un estado más grande, entregar más derecho a los sindicatos, aumentar los impuestos, y en general medidas similares sin generar crecimiento tienden a involucionar una economía pujante y modelo como fue la chilena, y que desde hace un tiempo empezamos a añorar.