miércoles, 30 de septiembre de 2009

Emprendimiento y Cesantía

Siempre se dice que la cesantía es una aliciente para el emprendimiento, pero la mayoría de los desempleados no tienen, por una parte, los recursos económicos básicos a arriesgar en un emprendimiento, situación propia de su condición, y/o por otra, cierta iniciativa requerida o conocimientos para lograr traducir la idea en una empresa, y que además ésta sea rentable.

De manera adicional, el cesante de mayor edad, aquél sobre 50 años, es discriminado por muchas empresas que prefieren contratar jóvenes, a menor remuneración, que puedan ser “fácilmente moldeables” a nuevas culturas organizacionales, y ya adaptados casi “genéticamente” a las nuevas tecnologías, en lo que se ha denominado “Generación Y”.

Por último, la elevada rotación laboral de las empresas y la inestabilidad de los sectores industriales frente a los cambios y tendencias propios de la época que vivimos, predicen que todos, tarde o temprano, por iniciativa propia o ajena, dejaremos nuestro actual trabajo.
Por tales motivos, se hace indispensable aplicar un enfoque empresarial a la vida laboral de cada uno de nosotros, que anticipe tal compleja situación. La prescripción, por parte de cualquier experto en negocios, sería la de diversificar las fuentes de ingresos, así como evitar, en períodos de bonanza de la economía familiar, el aumento del nivel de gasto que acostumbre a uno, y a su entorno, a un nivel y ritmo de vida superior. La prudencia es la madre de la austeridad y es la abuela de la tranquilidad. Es justamente esta estrategia la que permitió a Chile estar más fortalecido en la actual crisis económica.

En los países desarrollados muchos de los trabajadores dependientes diversifican sus ingresos antes de enfrentar una situación de cesantía. Por ejemplo, ciertos ingresos que no gastan los invierten, y saben administrar, en sus bolsas de comercio. Destaca, incluso, como una moda, el que los trabajadores dependientes inicien, formen y desarrollen su propia empresa en paralelo a su trabajo. Esto gracias a la ayuda de las nuevas tecnologías sabidas por todos, que permiten administrar, comprar y vender a distancia, como la telefonía móvil e Internet. Muchos jóvenes ejecutivos de empresas abren su propio cibercafé, o un restaurante, o un gimnasio, o un pub, o una empresa consultora, o una que preste servicios a la empresa donde él labora, etc. No existe dinero más rentable que aquél destinado al emprendimiento personal. Adicionalmente, en muchos casos el emprendimiento se relaciona y vincula con el pasatiempo del emprendedor, por lo que el ocio y el nuevo negocio son perfectamente compatibles.

Sin lugar a dudas, es mejor prevenir que lamentar. Una situación laboral y económica estable, permite tomar decisiones sensatas que encauzan el desarrollo de un negocio en paralelo al trabajo dependiente, y evitar de esa forma las consecuencias económicas y psicológicas de la cesantía, a la cual todos nos enfrentaremos, mejor o peor preparados.

martes, 15 de septiembre de 2009

Se venden amigos

Curioso resulta el servicio que ofrece la empresa usocial.net: se dedica a vender amigos o seguidores por Internet. Si usted tiene una cuenta en Facebook y considera que tiene pocos amigos, esta empresa le puede vender 5 mil nuevas amistades por $360.000 pesos chilenos. Cada amigo tiene un costo de 72 pesos, lo que es bastante económico ya que por el precio de un Super 8 usted podría comprarse dos. Sin embargo, si su ideal es el de Roberto Carlos, la inversión sería equivalente a la compra de un buen departamento.

Me imagino lo penoso que debe ser sentirse solo en el ciberespacio. Claro, porque si bien en el mundo real la mayoría de nosotros se contenta con tener “pocos pero buenos amigos”, si no dispones de ellos en Facebook, nadie te comenta tus fotos, ni tampoco tienes con quien comparar tus destrezas mentales en las diversas aplicaciones.

No sólo amigos vende la empresa, sino además, seguidores. No existe líder sin seguidor, por lo que mientras más seguidores posee una persona, mayor es su liderazgo. En Twitter, cada uno de los inscritos puede convertirse en seguidor de alguien, así como otros pueden ser seguidor de uno. Por ejemplo, y por nombrar a algunos de los candidatos a la presidencia: Sebastián Piñera posee 16.609 seguidores, Marco Enriquez-Ominami 15.206 y Eduardo Frei sólo 2099.

A nivel regional, Joaquín Lavín y Francisco Chahúan están casi empatados con 985 y 944 respectivamente. Claro que Lavín posee más seguidores a nivel nacional, mientras que los de Chahúan son principalmente de la Región. Supera a ambos, Ricardo Lagos Weber con 2.167 seguidores. A Hernán Pinto no lo encontré.

Tanto Facebook como Twitter representan hoy un excelente canal de comunicación para los políticos y personas vinculadas a los medios, ya que pueden entablar una comunicación más emocional y directa con sus “amigos” o “seguidores”. Además que el perfil de quien los lee es bastante definido, es un segmento de personas innovadoras, que usan las tecnologías y por lo mismo generalmente jóvenes con nivel educacional alto, a quienes es muy difícil llegar con la estrategia de marketing vía otros canales de comunicación.

Las nuevas tecnologías permiten construir entre una persona y “su público objetivo” una estrecha relación, que genera lazos y vínculos del tipo “uno a uno”. De hecho, resulta gracioso ver los partidos de fútbol de la selección chilena leyendo los comentarios en el Twitter de diversas personalidades, entre ellas, Fernando Paulsen, quien realiza un análisis muy irónico de la realidad, el que no podría realizar por un medio masivo de comunicación como en los que él participa.

Quien tiene pocos “amigos” o “seguidores” no es popular en Internet, y eso desde luego afecta a quien requiere de ellos como parte de una estrategia de marketing. Bien lo sabían los asesores de Michael Jackson que recurrieron a esta curiosa empresa para comprar “amigos” y “seguidores”. En un futuro, no me cabe duda que estas prácticas llegarán a las personalidades criollas.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Necesitamos PRODUCTIVIDAD

Podemos leer en cualquier libro básico de economía, que el aumento de la productividad de los factores de producción es el pilar fundamental del crecimiento de cualquier país. Y como lo demuestran diferentes indicadores, la productividad en Chile ha disminuido durante el último tiempo.

Pero, ¿qué entendemos por productividad? Yo lo explico como la eficiencia en los medios empleados para el logro de un objetivo. Es ganar más con los mismos recursos. Por lo mismo, aumentar la productividad no se traduce necesariamente en complejas estrategias corporativas, sino también en pequeños cambios en los hábitos culturales del cómo trabajamos cotidianamente.

Costumbre es, en algunas empresas, que las personas lleguen a su lugar de trabajo, ojalá justo a la hora, para recién tomar desayuno. El cafecito y un sándwich para “comenzar bien el día” son el pretexto para demorarse en empezar con el deber. Tal desayuno se alarga los lunes con el comentario deportivo. Ya a medio día, otro cafecito, mejor aún si es fuera de la empresa, en el lugar de siempre, dejando la chaqueta en la silla de la oficina, como prueba física ante el superior de la presencia de quien esquiva sus tareas y funciones.

Durante toda la jornada, los fumadores pierden 30 minutos de trabajo por su adicción, siempre y cuando puedan fumar en su misma oficina, ya que si tienen que salir fuera del edificio, los minutos perdidos se duplican. Incluso el tiempo desperdiciado es superior cuando el fumador, que muchas veces prefiere fumar un “cigarrito conversado” lo hace visitando a otro fumador en otra oficina, en una suerte de peregrinaje social.

Internet también puede ser utilizada con fines poco productivos dentro del horario laboral. Comentar las fotos de otros en Facebook, actualizar el Twitter, revisar el correo personal, programar las vacaciones y para qué decir sobre los juegos en línea, o el simple solitario, que concentran al trabajador en perezas permisibles en los tiempos de ocio personales.

Según un estudio de la Information Work Productivity Council, los ejecutivos de medianas y grandes empresas gastan un 20% de su tiempo en contestar y enviar correos electrónicos y un 10% hablando por teléfono. ¿Qué porcentaje del total de correos que usted recibe son correos basura? ¿Cuántos correos que usted envía son correos basura para otros? ¿Cuánto tiempo se pierde en revisar diversos PowerPoint sobre vistas áreas curiosas, fotos raras, chistes de diversa naturaleza, mensajes ecologistas, positivos o que simplemente, de seguir la cadena y reenviarlos a tus amigos, tu vida cambiará sin siquiera esforzarte por aplicar el Sermón de la Montaña a tu vida? ¿Cuántos minutos se pierden en llamadas telefónicas con extensos preámbulos o con mensajes sin sentido laboral? Estudios demuestran que toda conversación telefónica se puede hacer en menos del 50% del tiempo empleado, sin dejar de decir el mensaje central con la inteligencia emocional que requiere.

Quizás piense que soy algo extremista. Obvio que estoy de acuerdo en que las personas necesitan un clima organizacional agradable, que es más productivo hacer transferencias bancarias por Internet que ir al banco, que una conversación vía Messenger puede ser más eficiente que viajar a una reunión a otra ciudad, pero no me cabe duda que si nuestra cultura laboral fuese más eficiente y productiva, podríamos producir más, ganar más o dedicar tiempos mayores a nuestras familias, y en esto, todos estamos de acuerdo.

El problema muchas veces es peor, en algunas empresas se trabaja mucho, pero se trabaja mal. Hay procesos basura que no conducen a nada, que se hacen porque sí, porque alguien lo dijo o porque hay que hacerlo, sin ninguna razón, o simplemente se redefinen procesos y políticas una y otra vez, “reseteando” la empresa, olvidando que las organizaciones deben tener memoria y una cultura orientada hacia el aprendizaje organizacional.

Estoy convencido que se puede aumentar la productividad, que podemos hacer más con menos. Cuando se disminuyó la jornada laboral de 48 a 45 horas semanales, muchas empresas (dependiendo del sector industrial) aumentaron su productividad, ya que el producto fue el mismo, pero con menos horas de trabajo, con más horas dedicadas a la familia, con trabajadores más satisfechos, y con ahorros en algunos de los costos indirectos.

Si queremos ser un país desarrollado nuestra productividad laboral debe ser similar al de los desarrollados. Cambiar, depende de cada uno de nosotros. Somos capaces de mejorar la productividad ordenando nuestro trabajo y los procedimientos al interior de las empresas, haciendo de nuestra cotidianidad, un esfuerzo por ser responsable de los recursos que disponemos: iniciativa, esfuerzo, habilidades, competencias, dinero, tecnología, información, tiempo y talento, entre muchos otros. Sé que podemos.




jueves, 3 de septiembre de 2009

Desempleo Regional Permanente

Sin lugar a dudas las cifras sobre desempleo para el trimestre mayo-julio son desastrosas: 10,8% a nivel nacional, 12,9% en la Región de Valparaíso (la segunda con mayor cesantía después de La Araucanía con un 14,1%), 18,5% la ciudad de Valparaíso (la comuna con mayor desempleo en el país), 16,2% Viña del Mar y un 14,0% San Antonio. Peor aún es anticipar que la tendencia va en aumento, y al ser comparada esta situación con la acontecida en la crisis asiática, se podría incluso pronosticar su peak para el actual mes de septiembre.

Los planes de emergencia han servido: colaboran en emplear a nivel país a unas 170.000 personas, un 2,4%, es decir, sin dichos puestos de trabajo, la cesantía aumentaría a un 13,2%, y habría en Chile un millón de cesantes.

Se podría mejorar el nivel de empleo a través de una mayor cantidad de trabajos de emergencia, beneficios tributarios asociados a la venta de viviendas nuevas, incentivo al emprendimiento, entre muchas otras medidas. Sin embargo, el desempleo regional es divisible, a fin de ser analizado, en tres partes y para ser claro redondearé las cifras.

Existe alrededor de un 2% de desempleo, que es propio de cualquier economía con niveles de máxima empleabilidad, o en lenguaje técnico, en pleno empleo. Representa a los que se están cambiando de trabajo, o casos similares. Sobre ese 2%, en nuestra región existe un 6% que es propio de nuestra débil economía: un tejido empresarial con bajas sinergias, nichos de industrias poco aprovechadas (turismo), baja competitividad en localizaciones y servicios al compararse a nuestra vecina Región Metropolitana y varias otras razones.

Por último, sobre el 2% de pleno empleo y sobre el 6% propio de nuestra Región, es decir sobre el 8% se alza el desempleo propio de la crisis, que equivale a un 5% a fin de totalizar el actual 12,9%. Este desempleo es propio de una situación puntual, que acontece cada ciclo económico recesivo, como en la actual crisis financiera, en la pasada crisis asiática o en las crisis que vendrán en el futuro.

Si bien hoy tenemos una situación de emergencia, el gran problema de nuestra Región no es el desempleo en crisis, sino el desempleo propio y permanente de la estructura económica regional. Nuestra Región no genera puestos de trabajo en la cantidad que el mercado laboral requiere, con lo que existe desempleo y fuga de talentos a Santiago o a otros países. No podemos concentrar la discusión del empleo sólo cuando hay crisis, porque es preocuparnos del 5%, cuando hay que ocuparse del 6% permanente, y no ha habido jamás, lineamientos de posibles soluciones, menos aún si lo referido no es a la cantidad de trabajo sino a la calidad del mismo.

El impulso al desarrollo económico en los niveles más vulnerables permite fomentar el consumo, que hoy nuestra economía requiere más que nunca, entregar sustentabilidad al modelo económico a través de la paz social, y sobre todo, otorgar dignidad laboral a quien hoy no la posee.