miércoles, 10 de julio de 2013

Mayday Mayday

Gracias a estímulos económicos y a mejores perspectivas, la economía norteamericana ha tenido un positivo desempeño estos meses (buenas cifras de creación de empleo y positivos datos manufactureros). Por su parte, los países europeos están mostrando algunos indicadores económicos con avances, señales que las tareas correctivas se están haciendo. El Banco Central Europeo incluso ha indicado que eventualmente podría bajar la tasa de interés. Y pese a ese favorable contexto la economía chilena empieza a mostrar cifras poco auspiciosas. Me atrevo incluso a dar una señal de alerta: mayday, mayday. Varios son los factores que implican esto, entre los que destacan la desaceleración de la economía China y sus problemas de morosidad en el sistema crediticio, la diminución en el precio del cobre en los mercados internacionales, las dificultades en economías vecinas principalmente Brasil y Argentina, el problema energético chileno sin perspectivas de solución y con elevados costos, la fuerte incertidumbre en torno al marco tributario nacional y otras reformas o cambios que implicarían aumentos en los impuestos y determinadas medidas que, independiente de su pertinencia, desde luego que afectan las utilidades de las empresas y las expectativas de los inversionistas. Todo esto se ha traducido en pésimos resultados para el mercado de renta variable nacional. El indicador IPSA ha tenido fuertes bajas, desde alcanzar los 5.000 puntos hace unos tres años hasta los actuales 3.750, y quien sabe cuando usted lea esta columna ya podríamos estar en el soporte de los 3.600. A los factores antes indicados, el mal desempeño de nuestra plaza bursátil obedece también a las gestiones de empresas como “Felices y Forrados” y otras más que incentivan el cambio de fondos por parte de los afiliados en las AFP, afectando al mercado al generarse excesos de oferta en determinadas acciones, cayendo así el precio de éstas. Al igual que en un avión, de todas las variables que generan el Mayday, sólo algunas son maniobrables por el piloto, manteniendo el resto de ellas como condicionantes del contexto. En el caso de nuestra economía y sus inversiones, fundamental es que ahora que existe claridad de quiénes son los candidatos presidenciales, y altas probabilidades de certidumbre en el resultado de las elecciones de fin de año, se generen señales claras que permitan dar mayor certeza a los cambios que en materia económica y tributaria se plantean para los próximos años, ya que el actual clima de promesas genéricas, algunas ciertamente populares, sólo enredan al inversionista quien no está dispuesto a asumir más riesgo para estos niveles de rentabilidad. Un clima político incierto, sumado a fuertes demandas sociales, en un país con economía emergente bajo un contexto económico desfavorable, sólo está generando una tormenta perfecta, y nos dirigimos directamente a ella. Mayday, mayday.