lunes, 26 de noviembre de 2012

Minería poco competitiva

El actual gobierno ha demostrado un buen manejo de la economía, pues independiente a los niveles deficientes de popularidad que mes tras mes le enroscan, los indicadores en materia económica están del todo bien, destaco crecimiento y empleo. Creo, eso sí, que con cierta ayuda, pues que una de las economías más potentes del mundo como lo es la china crezca y crezca como lo está haciendo, se traduce en un elevado precio para el cobre, nuestro principal producto exportador, el cual está alcanzando valores por sobre los US$3,50 dólares la libra esta semana en la Bolsa de Metales de Londres, generando así grandes ingresos para Chile. Este aumento en el precio del cobre no necesariamente implica a futuro mayores ingresos para Chile, esto no sólo por la incertidumbre de su demanda en el mediano plazo o por la creciente aparición de sustitutos, sino porque el margen de utilidad de cada libra de cobre se ha ido reduciendo en el tiempo. Los costos de producirlo se están elevando: de 0,5 dólares la libra hace unos treinta años a cerca de 2,2 dólares actualmente. Esto implica, por ejemplo, que si China se desacelera fuertemente el margen podría reducirse a escasos centavos de dólar por libra y el aporte a la economía nacional sería mínimo. Uno de los insumos que más se ha encarecido en su producción es la energía, sobre todo si la comparamos en términos relativos al de diferentes procesos productivos de otros países líderes en producción cuprífera como Perú. Por cada dólar que ellos gastan en energía para producir cobre, nosotros gastamos tres. Con un 300% más en costos energéticos, nuestra industria minera carece de una ventaja competitiva clave para enfrentar escenarios complejos en materia de precio del metal, lo que nos deja en un escenario complejo cuando el precio del cobre cae, contexto inminente. Las autoridades chilenas hábiles y diestras en economía no han sabido gestionar este tema, pues quizás se trasladó de la arena económica a la comunicacional, donde las competencias han sido algo escasas. Quién sabe si fue a partir de la fallida Central Eléctrica de Barrancones y la improvisada reacción y comunicación que ese hecho tuvo, que políticos, ambientalistas, economistas mal llamados “verdes” y el público masivo se niegan a pensar en un país con una matriz energética eficiente y apropiada a nuestras ventajas comparativas. Cualquier solución jamás implicará el holocausto ambiental o el daño visual que muchos se han encargado de publicitar y que produce cortacircuitos en muchos, y que han impedido incluso a un gobierno débil en popularidad afrontar decisiones de país necesarias. Confío en que un liderazgo tozudo solucione pronto este tema, incluso por sobre consejeros que sólo buscan apoyo para sus presidenciables, pues resulta impostergable hacer competitiva a la industria minera nacional, apreciando la contribución social que hace a nuestro país.