lunes, 15 de octubre de 2007

Reforma Previsional

La Reforma al Sistema de Pensiones tiene por objeto que los chilenos tengan ingresos más dignos durante su vejez. Para tal efecto, se basa en tres cimientos claves: el primero, de carácter público que garantiza como derecho una pensión básica; el segundo, solidario (abolido en 1981); y el tercero, de capitalización individual, sobre el cual se agrega el Ahorro Provisional Voluntario (APV). Actualmente, la capitalización individual es de un 12,5%, esperando en el largo plazo un incremento, en relación al aumento en la esperanza de vida. Sobre estas ideas, la Reforma implica crear un Sistema de Pensiones Solidarias que permita garantizar una Pensión Básica Solidaria (PBS) del orden de los 60 mil pesos, y que irá en aumento año a año, beneficiando paulatinamente desde los que viven en extrema pobreza hasta cubrir el 60% más pobre de la población con una PBS de 200 mil pesos.


Esta PBS beneficiará principalmente a las mujeres, quienes representan alrededor de 2 de cada 3 adultos mayores, y sobre las cuales se ha planteado en aumentar de 60 a 65 años su edad de jubilación, como una forma de mejorar su situación previsional. Digo mejorar, porque las diferencias de género impiden equiparar ambas pensiones. Sabido es, que las mujeres reciben rentas inferiores a las de los hombres, acceden a trabajos con inferiores rentas, por su condición de madre y trabajadora deben salir y entrar más veces al mercado laboral, generándose “lagunas previsionales”. Si a lo anterior le agregamos una mayor esperanza de vida, las mujeres son candidatas seguras a recibir una Pensión Básica Solidaria. Para compensar las “lagunas previsionales” por maternidad, la Reforma considera un bono especial por cada hijo equivalente a 1,2 salarios mínimos.


Otros dos grupos de chilenos también serían beneficiados: los trabajadores independientes, quienes tendrán los mismos derechos y obligaciones que los dependientes; y los trabajadores jóvenes con ingresos bajo los 1,5 salarios mínimos, quienes gozarán de un subsidio para sus primeros 2 años de cotizaciones, fomentando el empleo juvenil con contratos formales.


La Reforma, además, busca mejorar la rentabilidad de los fondos de pensiones, para lo cual se permitiría a las AFP invertir en el exterior hasta en un 80%, preferentemente en Latinoamérica, promoviendo la integración, y aumentando el alicaído precio de la divisa americana, al tener que comprar dólares para poder invertir en el extranjero.


Si bien, tanto las comisiones de Hacienda y Trabajo del Senado han mostrado su total acuerdo al aspecto solidario de la Reforma, el punto que ha estado en el debate es si las AFP podrían ser filiales de Bancos, generando, para algunos, un eventual conflicto de intereses, debido a que las Instituciones Financieras podrían invertir como AFP en sus propios instrumentos de inversión, y además, concentrando demasiado la industria. De no aprobarse este punto, y Banco Estado sin poder participar en este sector, se está promoviendo la creación de una AFP estatal que apunte a generar mayor competitividad.


Todas estas mejoras permiten augurar que esta Reforma es un paso importante hacia un país más desarrollado, y hacia una sociedad más solidaria.