viernes, 11 de mayo de 2007

¿Cómo se puede destruir una empresa?

Hace un par de semanas, un estudiante de postgrado de la Escuela me realizó la siguiente consulta: ¿cuál es a mi juicio la base más importante del éxito de una empresa?. En mi cabeza giraron conceptos tales como agregación de valor, lealtad de clientes, ventaja competitiva, y otros más. Mi respuesta fue sencilla: los valores de sus personas, sin ellos, la empresa se destruye.
La palabra valor viene del latín valere (salud, estar sano, ser fuerte). En el campo de la moral, los valores son cualidades que se pueden encontrar en el mundo que nos rodea. Los valores se pueden clasificar en 1) sensibles, 2) biológicos, 3) intelectuales, 4) estéticos, 5) económicos, 6) religiosos, y los más importantes ya que le dan sentido a los demás, 7) los valores morales.Éstos, además de otorgarle méritos al resto, son los que orientan la conducta de los hombres, señalan cómo actuar frente a determinadas situaciones y circunstancias. En el campo empresarial, una organización se sustenta en los valores morales, y éstos fluyen y nutren la organización a través de la cultura organizacional, que es propia, única y sistémica.
No importa cuán buena sea una estrategia, cuán exitoso un plan de marketing, cuán fieles los clientes, pero si no existen valores, la empresa no perdurará en el mediano plazo. ¿Por qué? Porque la empresa es un sistema social cuyo fundamento es el compromiso de las personas que trabajan en ella, y sin valores, no hay compromiso. Pensemos en cualquier trabajador, desde el Presidente del Directorio hasta el último miembro del organigrama. Si él no siente compromiso con el proyecto de la empresa, sólo trabajará lo establecido en el contrato, sin aportar nada bueno ni nada nuevo a la empresa, y observando y aprovechando sus propios intereses, tanto al interior de la organización como en otras. Si esta conducta la generalizamos, tendremos una empresa formada por personas reactivas, que están de paso, y que lo único que les preocupa es “cosecharla”, incluso sacrificándola. Por otra parte, si el trabajador se siente comprometido por el proyecto, si lo hace suyo, el salario y cualquier otra variable pasa a segundo plano. Sin valores, no hay compromiso. Sin valores, no hay proyecto. Sin valores, la empresa sólo es una suma de contratos que expresan obligaciones. Sin valores, una empresa se destruye.
Por tal motivo, no basta señalar y afirmar que la alta dirección de una empresa debe basar sus decisiones en valores, y que debe hacerlos valer en su cultura, sino que además, y primero que todo, no debe atentar contra los valores de su propia cultura, porque sería destruir el compromiso de las personas que laboran en ella, y cuando se destruye ese compromiso, cuando se atenta contra la cultura organizacional, la empresa pierde el pilar que la sustenta. ¿Para qué hablar de capacitación, de mejoras de calidad e incluso de motivación si las personas no sienten compromiso por el proyecto de empresa?. Lamentablemente, cuando la Alta Dirección de una empresa no considera el tema de los valores no sólo como fundamental, básico, o importante, sino como algo trascendente y esencial, jamás podrá proyectarse como grupo humano. Y en esto soy categórico, la gerencia debe ser humilde, y enseñar con hechos los valores de la organización.
Por otra parte, es responsabilidad de nosotros, los formadores en las ciencias empresariales, inculcar, transmitir, transferir y velar por el cumplimiento de los valores morales en nuestros alumnos, objetivo sólo realizable si se constituye el proceso de enseñanza en un ámbito académico que proteja el cultivo de ellos, cuestión difícil de llevar a cabo a través de cualquier medio de educación a distancia.
De los valores depende que cada uno de nosotros lleve una vida en armonía con nosotros mismos y con los demás; una vida que valga la pena ser vivida y en laque cada uno pueda desarrollarse plenamente como empresario, directivo, ejecutivo, trabajador, y obviamente como persona.