miércoles, 25 de noviembre de 2009

Franja Electoral

Me gusta ver la franja electoral en la televisión ya que me transmite energía y optimismo. Tanta alegría, que pienso que espacios así son necesarios para la revitalización nacional. Si en vez de ver a gente sufrir en las telenovelas vemos ese despliegue de personas contentas, con banderas, apareciendo sobre prados verdes como los Teletubbies, no me cabe la menor duda de que este país sería más feliz.

Al igual que en todas las elecciones, los candidatos se muestran radiantes, transmitiendo la esperanza de un Chile mejor, junto a personas de diferentes segmentos de mercado. La gracia es aparecer con todos, lo más pluralista posible, ya que todo voto importa para triunfar sobre el supuesto empate estadístico que las encuestas anunciaron. Hay que abrazar a una abuelita de delantal, darle la mano a un chilote y a un mapuche, conversar con un estudiante de anteojos, con un homosexual orgulloso y con un minusválido, caminar junto a un deportista, y darle un beso en la frente a un niño al que le falta un diente, todo con fondos de pantalla que muestren el desierto, el campo, la ciudad, un palafito, un moai, un ascensor porteño, el morro de Arica y el ovejero de Punta Arenas y cualquier otra postal que sirva para que alguien se identifique con tal candidato.

Esta estrategia se basa en que el mercado electoral es dividido de manera geográfica (norte, centro, sur, insular), demográfica (hombres, mujeres, jóvenes, adultos, adultos mayores) y de forma psicográfica (a quienes le interesa la educación, o la salud, o la seguridad pública, o los valores cristianos, etc.). Por tanto, es necesario abarcar la mayor cantidad de ellos, dedicando segundos proporcionales a cada segmento. De esta forma se queda bien con todos.

El problema radica en que existen segmentos de mercado que no se conllevan. Que un candidato aparezca con un jugador de la Universidad de Chile, significa entrar en conflicto con los fanáticos de otros clubes deportivos. Lo mismo sucede con los que están a favor o en contra de una serie de temas complejos como el aborto terapéutico, la igualdad de derechos de las minorías sexuales, la entrega de algún metro de playa a Bolivia, etc. Por lo mismo, los candidatos evitan referirse a estos temas señalando que “es necesario estudiarlos en profundidad”, o bien llamar a “un gran debate nacional”, que por cierto jamás acontece.

Algunos candidatos se han abanderado por una posición respecto a un tema complejo, pero siempre y cuando tengan la seguridad de que el segmento contrario sea un voto incondicional. Aunque yo tengo mis dudas que “mostrarse liberal” significa mantener el voto conservador.
Por no fomentar el desarrollo de ideas, la franja televisa es sólo un excelente ejercicio publicitario, una linda espuma que alegra nuestras tardes, de igual estética que la ochentera “Campaña del No”, y que sirve para que cada uno se sienta orgulloso del video musical de su artista preferido.