viernes, 29 de enero de 2010

Tu lema es tu condena

La comuna de Valparaíso está próxima a estrenar su nueva imagen ciudad. Tras meses de trabajo, muy serio y profesional sobre su identidad, los expertos definieron un nuevo logo para la comuna. Éste viene a reemplazar a aquel fallido sombrero, como de tango o similar, que hizo su debut, y al parecer su despedida, en 2007, y a muchos otros, entre los que destaca el creado a propósito de la celebración de los 450 años de la llegada del Santiaguillo. Este logotipo, es sin duda, el más recordado e ignoro por qué no se aplica nuevamente.

En el mundo empresarial sucede a menudo que, frente a cambios de gerencias, se modifica también la imagen corporativa. El cambio en la imagen se debería producir por una variación en la identidad, es decir, si se modifican ciertos atributos que definen a algo, lo que se debe proyectar también debe ser transformado. El problema acontece cuando lo único que cambia es la imagen y no la identidad, casi por un asunto de capricho o de antojo, y no por las debidas razones técnicas.

Viña del Mar también ha cambiado su imagen, pero a nivel de lema. Su slogan “Viña ciudad jardín”, aún repetido a los turistas cuando recorren nuestras calles, quedó en el pasado junto al desarrollo inmobiliario. La Población Vergara poseía nutridos jardines, cuando las semillas y patillas eran traídas desde el exterior por las socias del Club de Jardines, o las recolectaban desde el parque del Palacio Vergara, cuya colección de flora era exótica en el contexto del siglo XIX.

Cuando los jardines fueron limitados a reducidos espacios públicos, Viña del Mar cambió su lema a “Viña encanta”. Con esta frase se escucharon mofas, comentarios irónicos, ya que difícilmente una ciudad puede “encantar” si uno es víctima de un delito, o si quedó inmerso en un veraniego “taco” vial, y así otros ejemplos, donde una situación normal y ordinaria podía adornarse con burlas sarcásticas. Quizás habrán habido razones técnicas para modificar nuevamente el slogan de Viña del Mar, apareciendo el actualmente utilizado “Viña ciudad bella”.

No me cabe duda de la belleza de la ciudad, en el contexto sudamericano, pero al parecer los lemas terminan condenando a esta comuna. Esto, porque frente a cada circunstancia en que la belleza urbana se pone en jaque, la ironía hace de las suyas, y con bastante razón. Por ejemplo, difícilmente una ciudad puede ser bella cuando se atiborra de publicidad vial. Mención destacada son los nuevos “lomos de toro” construidos en calles como 2 y 3 Norte, que ocultan tubos, y que, puestos entre los permanentes baches causan la molestia y desazón de todo aquel que se moviliza en automóvil, o pone en riesgo el equilibrio del motociclista, que sin ser necesariamente esteta, mediante su brinco comprende que el lema de la ciudad la condena a buscar una imagen que proyecte la identidad de lo que realmente somos, y no cursilerías pasajeras como su actual slogan.