jueves, 26 de marzo de 2009

Plazas de Viña

Las plazas de una ciudad tienen varias funciones. Los niños juegan, los escolares o “pingüinos” pololean, los adultos las cruzan para acortar camino y los jubilados las disfrutan como compartiendo con los grandes árboles los recuerdos de una ciudad que ha cambiado.

En general, debiesen ser los pulmones de una ciudad, con jardines y fuentes, aunque no todas tienen esa función. La plaza María Luisa Bombal en calle Valparaíso con Villanelo carece de vegetal vivo, similar en estética al gran zócalo de Ciudad de México pero en miniatura, es como un gran homenaje al adoquín y con un busto de la escritora con una frase que hace alusión a los “ojos vendados”, que le impedirían ver la gran fisura estilo falla de San Andrés bajo ella.

Por otra parte, la plaza O’Higgins en Avenida Libertad entre 13 y 14 norte sí posee vegetación, pero no despierta mayor interés pese al comercio formal e informal que en ella se ha instalado. Desde artesanías hasta “arrollados primavera”, pueden ser comprados o degustados a los pies del Libertador.

Cerca del Casino está la plaza Colombia y la de México. En la primera, los ombúes sirven de entretención a los niños que escalan sus raíces, mientras temen que los estacionamientos subterráneos obliguen a removerlos hacia la chimenea, y en la segunda, la araucaria, que en Navidad sirve de árbol de pascua, da la sombra justa a la bella fuente que disfrutan los pocos transeúntes que la observan desde un puente.

En Miraflores también hay una plaza, con forma de medialuna y grandes árboles que permiten una pausa al que cambia de bus rumbo a su casa. Es que los jardines permiten el sosiego necesario y la paz que el individuo, la pareja, o un grupo requiere, tranquilidad que ofrece, por ejemplo, la plaza de Recreo.

Antiguamente las casas poseían grandes parques, de hecho algunas plazas provienen de viejos jardines, como la Quinta Vergara, la Rioja o el Palacio Carrasco. Con el tiempo, las viviendas se achicaron y nacieron las plazas públicas. Pero hoy, cuando la vivienda es más reducida y sus jardines muchas veces son algunos metros de concreto llamado patio, las plazas están postergadas y tampoco se visualiza la construcción de nuevos espacios.

El Parque Costero cambió el rostro del litoral de la ciudad, pero las plazas siguen siendo un punto débil de esta comuna turística, que alguna vez fue la ciudad jardín, ya que no están satisfaciendo las necesidades de los urbanos. De hecho, las funciones de las plazas hoy son realizadas por la empresa privada en los llamados centros comerciales o mall.

Por ejemplo, son pocas las personas que un domingo se dirigen a la plaza de Viña, Es más, la mal llamada “Plaza de Armas” por no ser fundada por españoles en tiempos de la conquista, tiene como principal función el permitir caminar por ella esquivando un caserío en la esquina donde antiguamente se encontraba la pérgola del Club de Viña. “La ratonera de Viña del Mar” es la principal escusa para visitar los jacarandaes y ceibos que se levantan erguidos observando a la ciudad crecer despreocupada olvidando su vocación turística.