jueves, 19 de marzo de 2009

Oportunidades para Empresas

Todos los medios hablan de crisis y en cuanto evento académico o social el tema es recurrente. Muchos seminarios y cursos describen lo que está sucediendo y numerosos generan pronósticos, que cada semana quedan obsoletos ya que la realidad parece agravar la situación.

Sin embargo, como país no podemos caer en la actitud de brazos cruzados, que sólo el pavor puede producir en nosotros. Tenemos que hacer algo. Movernos. Actuar. Pensar en oportunidades.

Es que la crisis hace que los consumidores cambien sus hábitos y por tanto la empresa debe “seguir” a sus clientes hacia sus nuevas conductas o comportamientos. Las personas siempre tendrán necesidades, y que en época de crisis económica, de fuerte restricción presupuestaria familiar, buscarán otras formas para satisfacerlas. Por tanto, la empresa debe modificar su oferta de productos hacia lo que ahora quieren sus anteriores clientes.

Por ejemplo, existe toda una amplia gama de empresas que podrían diversificar su actual gama de producto. Una pequeña o mediana empresa que comercializa muebles podría ampliar sus servicios hacia la reparación de los mismos, así como quien los fabrica, debería entonces ofrecer la restauración del mobiliario. Por tanto, todo aquel que fabrica, hoy puede además reparar y el que vende, ampliar sus servicios.

Por otra parte, el ánimo de ahorro propio de la cautela presupuestaria de las familias, sobre todo de la clase media, debería llevar a incentivar la oferta de productos y servicios de costo algo más bajo que los que acostumbraban a consumir, sacrificando ciertos atributos que por razones de crisis pueden ser postergables o sustituibles: muchos preferirán comprar más barato un producto a costa de un pequeño sacrificio que hoy “vale la pena”, favoreciendo a un tipo de comercio en particular. Es el caso de las pequeñas y medianas empresas que ofrecen productos más baratos de similares características, como la feria en cuanto a verduras y frutas se refiere en comparación con los supermercados, o las panaderías en relación al pan envasado de fábrica.

Por tanto, las empresas debiesen aprovechar de diversificar su gama de producto hacia un portafolio que incluya bienes y servicios a un precio menor disminuyendo algún rasgo cualitativo de sus atributos.

Por último, los consejos antes referidos se pueden complementar con una buena observación. Así de simple. El empresario o el comerciante puede observar qué está haciendo la competencia, qué decisiones ha tomado el exitoso a fin de ver cómo replicarlo en lo suyo.

Por tanto, la crisis no sólo representa un momento de oportunidades para generar negocios muchas veces no explorados, sino además permite la innovación empresarial hacia empresas que competitivamente satisfacen mejor las necesidades. Pronto la economía se reestablecerá y muchas empresas habrán aprovechado la crisis para captar nuevos clientes y crecer como una organización madura que supo que tras la innovación está el fin último de la empresa, adecuarse a la forma que adopta las necesidades de sus clientes.