martes, 12 de junio de 2007

Viña del Mar poco Innovadora

Estudios señalan que Chile es uno de los países más conservadores del mundo, y otros afirman que Viña del Mar es su ciudad más conservadora. Esto se traduce en que la sociedad viñamarina, anclada en un pasado algo aristocrático, trata de evitar cambios que afecten los estilos de vida actuales.

Por ejemplo, si en Viña no sigues un estilo de vida tradicional, es decir, estudiar en determinados colegios, cursar determinadas carreras universitarias, casarte en preestablecidas iglesias, tener hijos en ciertas clínicas, matricularlos en ciertos colegios, comprar determinados autos de ciertos colores, vestirte en ciertas tiendas, cenar en los mismos restaurantes, etc. te quedas sin bienes o servicios a los cuales acceder. Y es así como los lugares de entretención para personas sobre treinta y solteras son mínimos, o tiendas de ropa más de moda duran sólo la temporada de verano. De hecho, entre marzo y diciembre la ciudad hiberna. Si no lo cree, dé una vuelta por sus calles un martes a las 22 horas.

Adicionalmente lo podemos observar en su población más juvenil, la que no se arregla para ir a bailar: nuestros jóvenes van vestidos a los asados con amigos, de la misma forma que van vestidos a una discotheque. Mis alumnos extranjeros visten mucho más a la moda que mis conciudadanos. El viñamarino se viste uniformemente, porque somos una ciudad, lamentablemente demasiada concentrada en nosotros mismos, y castigamos lo diferente.

Por último, adiciono otro ejemplo. Para los viñamarinos todo queda lejos. Veinte minutos en auto es demasiado, y ojala pueda estacionar mi auto en la puerta del lugar de destino. Por tanto nuevos emprendimientos y comercios instalados en sectores no habituales son castigados por un mercado esquivo, salvo en determinados casos vinculados con el sector gastronómico y educacional.

Por tanto, el carácter conservador de la cultura viñamarina afecta sin lugar a dudas a la innovación de sus ciudadanos. En el mundo de la empresa muchas veces negamos la innovación. Sólo algunas generan departamentos de innovación, investigación y desarrollo capaces de percibir los cambios en las tendencias, modas, gustos y preferencias de los consumidores a fin de generar un producto que se adapte y que sea competitivo. A nivel organizacional, evitamos los cambios, castigamos a los que los proponen y felicitamos a los que cumplen las normas y procedimientos. Nos llenamos de papeles, timbres, archivadores, perdemos tiempo y no innovamos. La empresa es terreno fértil para la inepcia.

Por tal razón, debemos respetar nuestro pasado, pero no necesariamente serle absolutamente fiel. Nuestros jóvenes tendrán que trabajar con personas de diferentes nacionalidades y razas, variadas costumbres, diferentes credos, etc. En la empresa debemos capacitar a las personas no sólo a adaptarse a los cambios, sino a producirlos. Cada día hay que alterar pequeñas cosas, flexibilizar, replantear lo pequeño, los matices, los detalles, en fin, hay que lograr que la innovación entre a la empresa, así como debe entrar a nuestra cultura viñamarina.