viernes, 12 de agosto de 2011

Crisis, alemanes e inflaciones

Si bien aún es demasiado prematuro para alcanzar conclusiones de la debacle bursátil de las últimas semanas, pues sus efectos en la economía real todavía están por verse, desde luego se puede adelantar algunas luces de lo que será el sello de la economía global en los próximos años debido a lo hasta ahora sucedido.
La década anterior, bajo el punto de vista económico, marchó principalmente en función de la deuda. En muchos casos inclusive fue a partir de sobreendeudamientos que potenciaron la economía, impulsados por favorables tasas de interés posteriores a los atentados de las Torres Gemelas. Muchas de esas deudas, fueron créditos a personas que no tenían características de buen pago, los subprime, y que generaron activos basura en bancos e instituciones financieras que finalmente cayeron en quiebra, produciendo la crisis financiera del 2008.
Entonces para salir de ella, más crédito se otorgó, por cierto que regulado, acompañado por una serie de medidas públicas, que a la larga llevaron a que “los vecinos más pobres del barrio”, Grecia para la Unión Europea, no pudieron finalmente mantener por no poseer ritmos de trabajo y crecimiento adecuados como los países más desarrollados. Por otra parte, Estados Unidos requiere de un presupuesto mayor para enfrentar tales políticas, sobre todo en un período previo a elecciones presidenciales, donde el gasto público aumenta. El congreso estadounidense aplicó entonces la política de “zancadillas” y dejó a Obama sin “Línea de Crédito” con lo cual Clasificadoras de Riesgo castigaron al país del norte rebajando su categoría de pago, noticia que afectó a los mercados.
Pues bien, frente al desastre bursátil acontecido se propone, por una parte, la rebaja permanente de tasas de interés en el país del norte, y por otra, una serie de socorros del Banco Central Europeo a los “vecinos con problema” como son España e Italia. Si bien la quiebra de Grecia ya es un dato, y su expulsión de la Unión es casi un hecho, aún se ignora qué podría suceder finalmente con Irlanda. Pero, ¿quién en Europa tiene recursos para ayudar si los del norte tienen problemas, los del Mediterráneo también con cesantías de más del 15%, y los de Europa oriental son muy pequeños? Nuevamente Alemania. Pero los alemanes ya se están fastidiando, pues ya apoyaron a sus hermanos en la reunificación, y a Europa en otros problemas. ¿Por qué nuevamente debemos salir a levantar a los más flojos? dirán. Pues bien, las grandes soluciones a la actual crisis en el corto plazo dependen exclusivamente de la paciencia del pueblo alemán, próximo a un proceso eleccionario y con popularidad con tendencia bajista.
Pero la solución en el largo plazo vendrá finalmente de Estados Unidos, China y Europa, que para subsanar los problemas de pago tendrán que aplicar políticas monetarias, que en el fondo son impuestos disfrazados, e imprimiendo billetes generarán inflaciones, como las que ya tenemos en Brasil y en China, pero que finalmente harán crecer la economía durante los próximos diez años.