jueves, 16 de julio de 2009

Confianza

“Anda con la porcina”, es quizás la frase del año 2009. Me molesta porque a mí, al menos, me suena a que alguien está saliendo con la chanchita Piggy. También se ha puesto muy de moda, como un producto de merchandising de la influenza humana, el ahora famoso “alcohol gel”, que de seguro pronto se venderá en diferentes tamaños, colores, nuevas aplicaciones y para enfermedades específicas, o con una duración desinfectante de 24 horas, bajo el lema: “Dé la mano con tranquilidad, nosotros nos hacemos cargo del resto”.

Es que en la actualidad, gran parte de nuestros problemas los podemos solucionar con alguna pastilla, jarabe, gel, pomada o inyección. Ojalá con resultados lo más rápido posible, ya que muchas veces, por nuestras ajustadas agendas, ni siquiera tenemos tiempo para una enfermedad.

Antes, en cambio, existía incluso una serie de remedios caseros, eventuales mitos, que servirían para diferentes molestias o enfermedades. Interesado en este tema, hice un Focus Group entre mis estudiantes y logré construir el siguiente mini Vademécum:

  1. Para eliminar las espinillas, por las noches ponerles pasta de dientes - pienso que la intención es deshidratarlas.

  2. En caso de insolación pasar una rodaja de tomate sobre la piel afectada - me imagino que será por la hidratación y la vitamina C.

  3. Para la diarrea, tomar una agüita de arroz – que pienso que sólo sirve para hidratar, al ser agua y sal.

  4. Para la bronquitis, colocar sobre el pecho un diario y sobre éste derretir una vela – donde asumo que el calor tendrá algún efecto.

  5. Para el lumbago, atar un cordel de cáñamo o una lana roja alrededor de la cintura – a mí me funcionó el cordel por un mes. La lana no la he probado. Ignoro por qué debe ser roja.

  6. Para no embriagarse, tomar una cucharada de aceite antes de tomar alcohol – he visto a tantas personas adoptando esta estrategia y dudo que recuerden si les funcionó.

  7. Para el mal aliento, masticar una ramita de perejil – puede ser cierto, ya que las pastillas para este malestar contienen esencia de dicho vegetal.

  8. Cuando la guagua tiene hipo, se le corta un trocito del hilo o lana de la ropa que está vistiendo y se coloca sobre su frente – no se me ocurre argumento.

  9. Para evitar los calambres basta con introducir una papa entre las sábanas a los pie de la cama – ¡jajajajaja!

  10. Si te has golpeado y quieres evitar un chichón en la cabeza, debes poner sobre la zona afectada un trozo de carne congelada – bastaría con una bolsa de hielo, pienso.

  11. Pasar un caracol entero, una y otra vez, para que deje su baba sobre una cicatriz y así desaparece – ¿desaparece la cicatriz o desaparece el pobre caracol?

  12. Para eliminar una verruga definitivamente, ésta se corta, ojalá con un pelo de caballo, y se coloca dentro de un pan, luego dársela a un perro, sin ver cuando éste la come – no le veo ningún rigor científico, sobre todo a la segunda parte.

  13. Un cucurucho de papel se introduce en el oído, se prende fuego en un extremo y el oído se destapa – quizás habrá algo vinculado al calor y a cambios de presión. Si se quema, recuerde la recomendación de la rodaja de tomate.

  14. Para aliviar orzuelos, pasar el “poto” de una mosca por el ojo – no lo entiendo y creo que no resiste análisis higiénico.

  15. Para evitar el insomnio basta con picar una cebolla y colocarla debajo de la almohada – quizás se dormirá, pero no creo que tenga “dulces sueños”. Prefiero contar ovejas. O cabras si no hay presupuesto.

De seguro usted ha escuchado otros, y quizás alguno le ha dado resultado. En general, para que un remedio casero funcione se requiere que éste posea cierta base científica, o bien, simplemente, sus buenos efectos se atribuyan al efecto placebo. Sólo en la medida que la persona crea y confíe en la medicina casera, ella aliviará aquel dolor o recuperará la salud perdida.


Lo mismo sucede en el mundo empresarial, si el directivo-líder logra transmitir esa confianza en que sí se es capaz de lograr los resultados, el equipo de colaboradores creerá en la estrategia y por tanto darán todo de sí por el buen desarrollo del proyecto.


Si no existe confianza en cambio, las personas trabajarán día a día bajo la luz de la inercia, que se apaga en la medida que nadie se haga cargo de encender la esperanza, en un grupo humano abrumado por metas e indicadores supuestamente imposibles de cumplir.

Ésta es quizás la labor principal del directivo: generar confianzas entre sus colaboradores para que éstos asuman como propio el proyecto-desafío. Caso contrario, los trabajadores tendrán tanta fe en la estrategia, como yo a la papa para los calambres.