lunes, 22 de junio de 2009

Buenos días Sr. Hoyo

Cursi sería llamarles baches, pero la lluvia de estos días sólo ha permitido la reaparición de nuestros clásicos amigos que nos acompañan por nuestros cotidianos caminos.

Cuando por primera vez se recorre una ruta entre un lugar y otro, uno como conductor de un vehículo los desconoce. Cae en ellos, o bien, con cierto riesgo, los va sorteando como si se tratara de un video juego. Con el tiempo, ya los conoces, sabes que en la siguiente curva viene uno, y te corres para un lado, sabiendo que luego, metros más allá, debes desplazarte hacia el otro para evitar caer en el siguiente. A medida que avanzas y no caes en ninguno, pasas a la siguiente etapa, donde es probable que caigas en algún nuevo hoyo, por desconocer las picardías del nuevo camino.

Como son cotidianos, y te acompañan por largo tiempo sin que sean reparados, ya los comienzas a saludar. Mientras los que están camino a mi trabajo les digo “Buenos días”, a los de regreso los saludo con un “Buenas noches”. No puedo negar el morbo que me produce observar, a través del espejo retrovisor, cómo el auto que viene después cae sorpresivamente en el bache por mí esquivado, permitiéndome leer en los labios del conductor molesto, alguna palabra inclasificable por los diccionarios.

Con la lluvia, los hoyos se mimetizan con las pozas, engañando al conductor, y cuando escampa, aquél talla M ahora es XL, apto para producir más daño. Además que con el agua los hoyos de las calles se reproducen, al igual que los Gremlins.

Varias calles de Reñaca, y para qué decir del centro de Viña, poseen gran cantidad de hoyos a la espera de poner a prueba autos diseñados para mercados europeos, norteamericanos o del sureste asiático.

¿Puede una ciudad que “encanta” tener las calles en este estado? Efectivamente puede, pero no debería, sobre todo si se le quiere dar un perfil de ciudad turística. ¿De qué experiencia turística hablamos cuando los autos de los visitantes caen y caen en las fisuras del pavimento? Y cuando hablamos de turistas, la gran mayoría de los “nacionales” llegan por Nueva Aurora y Agua Santa, donde se encuentra la mayor colección de hoyos por kilómetro.

¿Bastará con instalar letreros viales que digan “Pavimento en mal estado”? Sugiero quizás algunos que digan “Hoyo a 10 metros”. Pero cuando hay varios y seguidos, podrían decir “Zona de hoyos”, medida que sin lugar a dudas alertaría sobre los baches y sus inconvenientes.
Creo no estar equivocado en afirmar que si queremos realmente ser una ciudad turística, deberemos preocuparnos de toda la experiencia del visitante en nuestra zona, y no sólo de la oferta gastronómica u hotelera. Si no tenemos infraestructura vial básica, de nada sirve preocuparnos por agregaciones de valor más elevado.

Por mientras, propongo sacarles foto, no para hacer un concurso que busque al más grande, sino para adherir la fotografía con el bache respectivo al mapa de Viña del Mar en Google Earth, y así ubicarlos posteriormente en los GPS de los autos. Total, de aquí a que esta tecnología se masifique, los hoyos aún estarán esperando nuestro cotidiano saludo.