jueves, 4 de diciembre de 2008

Confianza

Fue en 2002 cuando entró en operación el sistema de los multifondos. A partir de ese año, cada uno de los que cotizan en una AFP puede escoger una opción entre cinco en la cual ahorrar su dinero. Las AFP no recomiendan directamente un fondo, sino que hacen un pequeño test a fin de sugerir, en función de las respuestas del afiliado, la alternativa más propicia.

Cada fondo, denominado con las cinco primeras letras del alfabeto, posee diferentes niveles de riesgo, siendo el A el que más lo posee y el E el más conservador. Esto, porque la exposición a la renta variable disminuye a medida que se avanza en el alfabeto. Mientras en el fondo A aproximadamente un 85% es invertido en renta variable (acciones y fondos de inversión accionarios en Chile, fondos mutuos accionarios en mercados emergentes y desarrollados) y el 15% restante en renta fija nacional, en el E el 100% pertenece a renta fija.

Por lo mismo, cuando los mercados accionarios están en alza, los fondos A y B muestran una mayor rentabilidad que los fondos D y E. Esto aconteció en general durante el primer lustro de operación del sistema. Sin embargo, cuando los mercados accionarios están en baja, los que menos pierden son el D y el E.

Esto es justamente lo que ha sucedido durante el último tiempo, donde los fondos más afectados son los que más renta variable poseen (A y B), fondos preferidos por los chilenos. Cambiarse a un fondo menos riesgoso, significa asumir la pérdida, ya que cuando los mercados vuelvan al alza perderían rentabilidad, al menos hasta que retornen a su fondo original.

Por tal razón, todas las AFP comunicaron a viva voz que no era conveniente cambiarse de fondo ya que se asumiría la pérdida, argumento que merece toda mi confianza ya que a mi entender, los mercados debiesen recuperarse, aunque nadie sepa a ciencia cierta cuando sucederá dicha reacción. Mientras, los mercados siguen desplomándose y más peso adquiere el argumento de no cambiarse de fondo ya que la pérdida sería aún mayor.

Es en este escenario que es preocupante la afirmación del senador Ominami quien planteó que algunos ejecutivos de las AFP se habrían cambiado de fondos cuando ellos mismos llamaban a la comunidad a no hacerlo. Según una AFP, el hacer público cuando un ejecutivo del sector se cambie de fondo podría traer consigo decisiones equivocadas por parte del afiliado en general.

Efectivamente no debiese ser de interés público y además ocasionaría distorsiones, ¿pero acaso no hay un problema ético en aconsejar lo contrario a cómo se va a actuar? ¿No podría haber conflicto de intereses y/o utilización de información privilegiada? Lo que sí está claro es que situaciones como ésta generan desconfianza, y es justamente aquélla la que más abunda hoy en los mercados.

Lo que queda más que claro, es que en la medida que no se genere un clima de confianza entre todos los actores, difícilmente éstos podrán recuperarse y evitar futuras crisis financieras, por muy regulados que ahora sí estén los mercados.