domingo, 22 de julio de 2007

Mercado de la Marihuana

Según el VII Estudio Nacional de Drogas dado a conocer por el Consejo Nacional para el Control de Estupefacientes (Conace), la Región de Valparaíso lidera el consumo nacional de marihuana superando, incluso, a la Región Metropolitana. Esto no se limita a mostrarnos la real existencia de una industria de la marihuana, con distribuidores, mayoristas y minoristas, sino que además obliga a centrar el foco del análisis en sus consumidores.

En la naturaleza no hay nada malo. La cannabis sativa o marihuana, como vegetal, es tan noble como la acacia caven, nuestro aromo. La naturaleza es en sí, el orden perfecto, la armonía de la vida y de la creación, explosión máxima de belleza y expresión de equilibrio. En ella, no hay cabida al despilfarro y a la destrucción. Por tanto, es el ser humano aquél que es capaz no sólo de usar a la naturaleza como parte integrante de ella que es, sino de abusarla para otros fines para los cuales no fue diseñada, como es el caso del consumo de la marihuana.

Entre innumerables otros vegetales, la marihuana es la más popular de las drogas ilegales. Obviamente, para que Valparaíso y Viña lideren el ranking de las ciudades con la más alta tasa de consumo entre nuestros jóvenes, es que debe existir toda una industria que se haga cargo de la necesidad del mercado. Tanto las leyes de la economía como los principios del marketing no sólo funcionan en la legalidad, sino también en aquellos sectores industriales ajenos al bienestar humano. Negocios hay de todo tipo, ya que como en la naturaleza, los mercados siempre se desarrollan buscando el equilibrio.

Perseguir a los distribuidores es necesario puesto que hay que controlar la oferta. Pero esto conlleva a que otros aprovechen la oportunidad de satisfacer a los consumidores, ya que económicamente siempre habrá oferta cuando exista una demanda insatisfecha. Por lo que la mejor forma de reducir el consumo de marihuana entre nuestra juventud, no es sólo actuar controlando la oferta, sino desarrollar políticas y estrategias que apunten a desincentivar su demanda primaria, concentrándose más en el mercado que en la industria.

En tal sentido, la propuesta de realizar un test de drogas entre los escolares del sistema municipal sólo apuntaría a diagnosticar un problema, pero no a prevenirlo. Pueden haber muchas campañas estatales para disminuir el consumo, pero es en la familia donde debe existir un ámbito que contribuya a que nuestra juventud aprenda a encontrar su propio y sano equilibrio con la naturaleza. La juventud no sólo tiene que aprender, sino que convencerse de que no se necesita de ningún tipo de droga para lograr ser y estar en sintonía con el medio que nos rodea. Después de todo, la naturaleza está diseñada para gozarla, y en plenitud, como ver los aromos florecidos cuando les llega la luz brillante después de una lluvia, sin necesidad de haber consumido ningún tipo de droga ilegal o legal, que impida apreciar la belleza, tan simple, como ella siempre se nos muestra.