martes, 18 de noviembre de 2014

Economía desacelerada

Cada vez sorprende menos que la economía nacional dé pruebas de su deficiente desempeño, esta vez el Banco Central indica que la economía chilena creció sólo un 0,8% durante el tercer trimestre, bajo lo esperado. Por su parte, el INACER fue en -0,8% para el trimestre julio-septiembre acumulando un -1,4% en lo que va del año para nuestra región. El escenario se complejiza en un contexto de elevado IPC, ya que se genera controversias en torno a la decisión del Banco Central y de su política monetaria: reducir la TPM en la medida que se asuma que la inflación está controlada pese al último IPC, aumentar la TPM si se considera que se está generando un escenario de alzas de precios, o bien mantenerla si se asume un término intermedio, prudencia o desconcierto. La autoridad gubernamental indicará una vez más que este momento es el punto de inflexión, que ya parece “semestre de inflexión”; o bien, que la desaceleración se debe a causas externas, razones que se conocían cuando los pronósticos apuntaban a un crecimiento 2014 de un 4%, y no de 1,8% como el vaticinio actual más consensuado. Perú responde a su situación de desaceleración con un plan pro crecimiento que incorpora la reducción de impuestos, mientras que nosotros no somos capaces de generar un clima de confianza a través de una agenda pro crecimiento, en medio de una reforma tributaria que recaudará cerca de 4.000 millones de dólares menos, debido a su efecto en la economía. Indudablemente Chile requiere varias reformas, entre ellas la tributaria y la educacional, pero no de la forma en que éstas se han estado llevando a cabo. Existe pleno desconocimiento transversal en torno a las consecuencias de la reforma tributaria, la que fue aprobada como fuente de recursos principalmente para la reforma educacional, que aún no ve la luz, ni siquiera algo de claridad. Chile está funcionando bajo el sistema de “prueba y error”: se legisla a favor del voto voluntario, y al cabo de un par de elecciones se quiere volver al sistema antiguo. A partir de aquello, ¿no será prudente cuantificar las consecuencias de las reformas actualmente en curso? ¿Están siendo responsables con el país y con sus personas? Nuestro país está viviendo una gran encrucijada: regresar a su senda de crecimiento y liderazgo fortalecido tras reformas serias y pujantes, o bien, caer en la mediocridad de hace unas décadas, con desempeños similares a los de otros países latinoamericanos. Espero que se hagan responsables.