lunes, 5 de septiembre de 2011

Estrategias económicas para la Región

¿Desaceleración o recesión? Si bien aún no se sabe cuál será la profundidad de la crisis económica, sí podemos augurar que la economía chilena no crecerá al ritmo de los últimos años, con tasas para 2012 y 2013 en torno al 5% o menos. Esta situación afectará a la Región de Valparaíso, pues si la economía nacional se caracteriza por ser abierta, nuestra región también, y más, y si el mundo está en problemas, nosotros también los tendremos.
Por lo mismo, si los mercados europeos y el estadounidense, y quien sabe cuál otro, entran en contrariedad, el futuro económico de la Región en el más corto plazo permite augurar contextos complejos para sectores industriales ligados a la exportación, al consumo y al crecimiento. Nuestra Región posee industria agrícola y minera de bajo valor agregado, servicios turísticos de exportación y una fuerte logística de exportación, terrestre y marítima, todos ellos verán afectados sus resultados para los próximos períodos. Dependiendo del nivel de profundidad de esta crisis, esto podría traducirse también en disminuciones fuertes en el consumo, afectando al comercio y al retail, y por ende a las empresas ligadas al crecimiento, como la construcción. Pero este escenario negativo corresponde a una parte del ciclo económico, ya que la Región en el mediano plazo tiene oportunidades de crecimiento únicas, pues si una disminución en el crecimiento de mercados de destino nos golpea, entonces el mejoramiento en la tasa de crecimiento de dichas economías nos afecta positivamente.
Esta circunstancia de vaivén, propia de una economía abierta hace pensar entonces en estrategias para suavizar las profundas oscilaciones. En ese plano, la diversificación de nuestra oferta, así como de los mercados de destino, disminuyen el riesgo. En ese contexto, el desarrollo de industrias y de obras civiles públicas, como carreteras y el añorado túnel de baja altura, permite llegar a mercados sudamericanos no del todo aprovechados. Desarrollar mercados no sólo permite diversificar riesgo, sino también lograr mayores volúmenes de producción, necesarios para bajar los costos cuando el futuro auspicia un crecimiento con un dólar relativamente bajo.
Pero el desafío económico no tan sólo debe ir por el lado del aumento de la cantidad exportada, sino también por el lado de la calidad de nuestro producto. En ese sentido, bienes y servicios con mayor valor agregado permiten alzar márgenes y de esa forma generar una estructura económica ya no tan ligada al precio de commodities y bienes básicos, también de otros que requieren más personas, y personas más capacitadas, tales como el turismo de intereses especiales y cualquier otro que requiera innovación, donde son necesarios la investigación y el desarrollo que tanto puede aportar la industria del conocimiento, los centros de investigación y las universidades.
Tengo fe en el futuro económico de mi Región ya que si bien los niveles de emprendimiento, de generación de empleo y las inversiones públicas no han ido al ritmo que quisiera, la diversificación de exportaciones, de destino de ellas, el desarrollo de industrias con mayor valor agregado y la tipología de sectores industriales presentes, permiten augurar un futuro prometedor, ya no tan dependiente de contextos positivos de unas pocas economías.