jueves, 19 de mayo de 2011

Vale un Perú

No será hasta principios de junio, cuando por fin sepamos quién es el nuevo presidente del Perú: Ollanta Humala o Keiko Fujimori. Para aquella fecha todos nos preguntaremos cuál de ellos es el candidato que de una u otra forma sería el más apropiado para los intereses económicos chilenos. Pero también, para esa fecha el mercado será capaz de internalizar claramente las expectativas que se tengan en torno al futuro económico del Perú, el que se reflejará en una bolsa de valores limeña, a mi entender, sobre castigada en al menos un 20%, con especial hincapié en las mineras por un eventual royalty y en la banca por la incertidumbre en el crecimiento, así como también en el valor de la acción de empresas chilenas con inversiones allá, tales como Ripley, Cencosud y Falabella. Esto, porque independiente de quién gane, el empresariado, al igual que su connacional Premio Nobel de Literatura, no ven con buenos ojos a ninguno de los dos candidatos.

Particularmente el inversionista considera como la peor opción al señor Humala, ya que, y como prueba de lo anterior, cada vez que se entregan resultados de encuestas donde lo dan por ganador, la bolsa peruana, específicamente su índice IGBVL, cae alrededor de un 3%.

La razón de la desconfianza, y a mi juicio, no pasa exclusivamente por los planteamientos de los candidatos, sino por la falta de continuidad que habría en la política económica. Es que claramente a Perú le ha faltado una base política que sostenga una democracia seria y estable, pues sin aquélla, no existe tampoco una sólida estabilidad económica, ni social, y a cualquier proyecto económico en dicho país se le exigirá tasas de retorno altas y/o plazos reducidos de recuperación de capital.

Muchos analistas realizan la comparación entre Ollanta Humala con Lula da Silva o con Hugo Chávez. Con el primero, por la esperanza de que pese a la visión izquierdista se transforme en un propulsor de la economía de mercado, como ha sido el presidente brasileño; y con el segundo, por el perjuicio que podría hacer a las inversiones extranjeras y a la economía en general del Perú. Tiendo a pensar que con Ollanta Humala la situación será diferente, pues a diferencia de Chávez, el futuro presidente peruano no tendrá a su favor el petróleo y los dólares que permite sostener ineficiencias de mercado. Por lo mismo, el camino para el próximo presidente del Perú deberá ser la continuidad política y económica que el presidente García no supo prolongar, por lo que auguro un fuerte repunte en la confianza del resto del mundo hacia tal economía, por lo que veo a Perú hoy como una gran oportunidad de inversión.

Sin perjuicio de mi mirada optimista, creo que los resultados en las elecciones de varios países de nuestro continente, tienden a indicarnos que existen necesidades sociales y económicas potentes, que de no solucionarlas, por ejemplo a través de una fuerte inversión en educación, harán de nuestro continente, un “barrio” permanentemente inseguro e inestable, carente de desarrollo económico y de la tan anhelada paz social.