lunes, 3 de enero de 2011

La amenaza de Wikileaks

“La web derribará a uno de los principales bancos del mundo, mostrando su sistema de corrupción” afirmó recientemente Julian Asange, fundador de Wikileaks. El banco aludido es el Bank of America, una de las instituciones vinculadas al sistema financiero norteamericano que tuvo relación con el inicio de la crisis financiera, y por cierto, uno de los bancos más grandes del mundo.
La función de desclasificar archivos por parte de Wikileaks es altamente atrayente en términos de la información divulgada. De hecho es una institución mediática cuyo supuesto fin es filtrar (leaks) información que a sus ojos refleja el comportamiento poco ético de algunos, ya sean gobiernos, instituciones o empresas. Esta acción obviamente cautiva audiencias al enterarnos de lo que se dice “a baja voz” en las oficinas más privadas del planeta, o se escribe en los computadores más inaccesibles. En el fondo, es la farándula de alto nivel, impulsada por un supuesto promotor de la transparencia, que hace cuestionarnos los niveles frágiles de seguridad en organismos que pensábamos eran herméticos.
Pero es esta transparencia la que muchas veces se puede hacer peligrosa. Enterarnos de todo, generar máxima nitidez no puede ser del todo adecuado. Claro, quién no va a cuestionar a la Verdad como un valor esencial de personas y de nuestra cultura, pero hay ciertas cosas que, aun siendo verdades, siempre deben mantenerse en secreto, merecen la discreción. No todos debemos saber todo. Porque, sin faltar a la verdad, la información pertenece a algunos, así como la prudencia debería pertenecernos a todos.
Pues bien, sin prudencia, se podría transparentar más de lo necesario: aquello que, por ejemplo, sólo satisface a la curiosidad. Pero es de interés, por cierto, conocer qué sucedió al inicio de la crisis financiera, no sólo por fisgonear o para evaluar culpabilidades, sino para aprender cómo se originó y así evitar crisis futuras. Ya otra cosa es enterarnos públicamente del manejo interno de instituciones o de secretos que, por satisfacernos en la curiosidad, afecten nuestra estabilidad económica.
Las noticias que el mercado debe informar están claramente establecidas por ley en lo que se denomina un “Hecho Esencial” de una compañía, y los gobiernos tienen sus canales de comunicación públicamente establecidos y son muy cautelosos, o deberían serlo, con las noticias financieras y económicas, pero divulgar o transparentar información privada, que ponga en jaque a compañías o gobiernos en materia económica, podría poner en peligro la estabilidad del sistema económico mundial, ya que está lo suficientemente vinculado y conectado entre economías y sectores industriales.
De revelarse información que afecte a los mercados, un efecto dominó podría causar un daño mayor al beneficio de transparentar cierta información hurtada. Sólo habrá que esperar que la prudencia haga de Mr. Asange un Robin Hood de la transparencia, y no un delincuente de la privacidad.