viernes, 18 de junio de 2010

Eduación y Familia

Diversos tipos de diagnóstico se están aplicando al sistema escolar chileno, y muchos de ellos señalan, por no decir la mayoría, que la educación en Chile requiere mejorar. En tal sentido, se escuchan opiniones negativas sobre la calidad del profesorado y de los programas impartidos, dejando entre ver que la responsabilidad de la formación recae exclusivamente en el sistema educacional y no en la familia. Algunos levantan voces señalando que la responsabilidad es común, ya que tanto las familias como los colegios deben responsabilizarse de la formación de nuestras futuras generaciones, pero no se establece claramente cuál es el rol de la familia en la educación. Por cierto que los padres deben participar de la formación escolar, ya que externalizar la educación en los colegios exclusivamente, es alejarse incluso del sentido que tiene el ser y hacer familia.
Sin embargo, la familia, encabezada por los padres, o la madre o padre en el caso de las familias uniparentales, e incluso por los abuelos como la realidad nos demuestra, es el centro formador por excelencia, más allá del ámbito exclusivamente académico: la familia es la base de la educación integral. Pero, ¿cómo una familia se hace cargo de la formación de sus niños y jóvenes? Se pueden encontrar variedad de ejemplos utilizando un lenguaje claro y simple. A raíz del Mundial se han realizado diferentes reportajes sobre la biografía de nuestros jugadores seleccionados. En todos ellos, la familia fue clave en su pasión por el fútbol. Similar es la situación de nuestros tenistas y la de otros deportistas destacados. En otros ámbitos, el hábito por la lectura también es traspasado en la familia (y no en la centena de libros obligatorios leídos en el colegio), el gusto por la música, y en general, por las diversas artes y pasatiempos. También se transmiten la religión, las ideas políticas, la consciencia cívica, la urbanidad, también los vicios, entre muchos otros ejemplos. En tal sentido, los padres transfieren estilos de vida a sus hijos, intereses, opiniones, conductas, lenguaje, hábitos, y lo más importante, los valores, ya que en definitiva ellos son el principal modelo para sus hijos.
Por tal razón, la relevancia de la familia no es sólo en la colaboración directa con el establecimiento escolar en materias propias de la formación académica como se plantea comúnmente, sino que es el lugar principal donde se forma. Claramente los tiempos de contacto entre padres e hijos son cada vez más reducidos, “modernidad” le llaman algunos, pero aún así, espacios y tiempos existen en la cotidianidad del almuerzo del domingo, en las conversaciones durante un paseo, en las comunicaciones telefónicas, y desde luego, en el ejemplo diario. Asumir verdaderamente el rol formador de la familia es el primer paso para mejorar la educación en Chile, lo que implica autoevaluarse en su calidad de modelo formador para sus hijos, en complemento a los diagnósticos que se están llevando a cabo sobre el sistema escolar chileno.