viernes, 5 de marzo de 2010

Impuestos y Populismos

Llega a su fin la rebaja transitoria del impuesto específico a las gasolinas, que se tradujo en una reducción de un valor de 6,0 UTM a 4,5 por metro cúbico. Este aumento en 1,5 UTM en valores de precio final para los usuarios se traduce en una crecida de entre 50 y 60 pesos por litro de bencina, equivalente aproximado al 10% de su precio. La explicación a este tipo de impuesto, es, entre otras, que la utilización de este producto ocasiona diversos daños ambientales y de higiene, que generan gastos para el estado en salud y medicina.

En mi opinión, el alza de este impuesto no afecta la recuperación de la economía. Todo lo contrario, permite al Presidente electo llevar a cabo sus intenciones de realizar diversos subsidios en materia tributaria, para pequeñas y medianas empresas, en un escenario donde se hace vital, para la ansiada recuperación económica, la generación de puestos de trabajo, cuando más y más personas desean trabajar frente a las positivas perspectivas de crecimiento económico. Esto, más otros programas sociales, son fuertes argumentos para eliminar la rebaja transitoria y mantener el impuesto en los niveles de antaño.

Eventualmente la única razón sensata para extender esta rebaja es la creciente alza en los precios del petróleo a nivel internacional, debido al crudo invierno del hemisferio norte y sobre todo a las restricciones en su oferta por parte de los productores, por lo que el alza en el precio final ejercerá, sin duda alguna, una presión inflacionaria, a la ya existente por las razones de mercado que implica el sismo pasado.

Se ha señalado por parte del Presidente electo, en una primera instancia, que dicho impuesto volverá a su nivel anterior, respetando entonces la naturaleza transitoria del mismo, empero la medida fue detenida, al menos en su comunicación, para después del 11 de marzo. Su intención de eliminar la rebaja genera la confianza en que el nuevo gobierno no cae en populismos, propios de muchos gobernantes latinoamericanos, sino que actúa con la seriedad que merece. Y por lo mismo, la forma en que se comunique que el impuesto retorna a su nivel es clave en su reimplantación, ya que de ello dependerá la forma en que el ciudadano entienda la medida, sobre todo con los altos niveles de sensibilidad que hoy las familias poseen fruto de los eventos acontecidos.

Hoy, el terremoto podría ser la excusa perfecta para mantener la rebaja impositiva, o el argumento justo para retornarlo a sus valores correspondientes. La seriedad de la nueva administración hará que dicho impuesto permita colaborar con la reconstrucción, no distrayendo recursos destinados a mejorar los perjuicios de la utilización de la bencina. De esta manera, se podrán destinar recursos extraordinarios para mejorar la economía, su productividad y competitividad, ya que el fin de ésta es el mejoramiento de la calidad de vida de las personas. Chile, y su hermosa y rabiosa geografía, necesita más que nunca la seriedad en su manejo económico.