miércoles, 7 de mayo de 2008

Marketing de Personas

Para muchos expertos en Marketing, incorrectamente llamados “marketeros”, todo es Marketing o, quizás, todo puede analizarse bajo la óptica del Marketing. Incluso las personas pueden ser tratadas como un producto.

Bajo esta perspectiva nace el concepto de “Marketing de Personas”, aquel conjunto de actividades encaminadas a construir una percepción favorable de una persona frente a otras.

Las actividades que implica realizar Marketing en uno mismo son muy variadas. Por ejemplo, según muchos autores, la ropa que uno usa es el envase, y por tanto mientras mejor es el envase, mejor entonces será la percepción que las personas tendrán de uno. Una observación importante que se enseña en el Marketing de Personas, es que vestirse bien no implica vestirse formal. Da lo mismo si uno se viste formal o informal, lo importante es vestirse bien en función de lo que uno quiere comunicar.

Otro punto importante que destacan los autores en este tema es el rostro, ya que es la parte del cuerpo más expuesta a la mirada de los demás. Por tanto, el peinado y el maquillaje en las mujeres son fundamentales.

Pero además de los aspectos estéticos, la dicción, el vocabulario y todo aquel medio con que la persona puede comunicar y construir percepciones debe estar asociado a la imagen que uno mismo quiere transmitir de sí, al mensaje. En el fondo, primero uno debe ser capaz de crear su propia autoimagen para generar el marketing personal correspondiente.

Muchos productos se apoyan en esta idea. Por ejemplo, se venden perfumes para “la mujer urbana e independiente” o corbatas “para el hombre seguro de si mismo”. Y así toda una industria con gimnasios, pastillas para bajar de peso, cremas para las “líneas de expresión” y cirugías estéticas. Incluso hay cursos específicos para hablar bien en público, o de protocolo, o todo aquél que permita mejorar en aquellos atributos propios de tu autoconcepto.

Asumir que uno es un producto quizás puede ser en extremo narcisista, pero quizás ciertos elementos básicos nos pueden ayudar a transmitir la belleza de la autenticidad personal. Después de todo, Narciso murió besando su reflejo en el manantial, que al ser tocado por sus labios disipaba su imagen por el movimiento ondulante de las aguas, imposibilitando lograr besar y contemplar al ser que más amaba, tal como lo ilustra el bello cuadro de Caravaggio.