miércoles, 23 de diciembre de 2015

Proyecciones económicas 2016

La situación económica para Chile ha sido compleja en los últimos años: a la incertidumbre generada por la ola de reformas que el gobierno impulsó desde su inicio, se sumó en los últimos semestres un escenario internacional desfavorable debido al fin del positivo ciclo de los commodities, el cual afectó el precio de muchos metales incluido el de nuestro relevante cobre. Por lo mismo, las cifras de crecimiento para Chile han sido magras, y se han corregido a la baja permanentemente. En tal sentido, no existe razón para pensar que la economía chilena repuntará en 2016, así como también aprecio poco probable que la situación empeore, no visualizando mejorías importantes en el precio del cobre, ni en otros elementos que permitan la recuperación de la inversión y de las confianzas. Por tal motivo, el PIB esperable para 2016 debería estar en torno al 2,2 - 2,5%, con un precio del cobre en alrededor de 2,4 dólares por libra. Por su parte, el valor del dólar debería de mostrarse relativamente estable +- 2,5% en relación a su actual valor, con una proyección a 12 meses de 690 pesos por dólar, con presión alcista debido a los mercados internacionales, lo que motivaría un par de alzas en la Tasa de Interés por parte del Banco Central. Esto, a fin de evitar mayor inflación a raíz del alza de las importaciones y acercarnos al rango meta establecido. En 2016 tendríamos una inflación sobre el 3%, proyectando para este indicador un 3,5 - 4% El IPSA se encuentra en mínimos, algo por sobre los 3.600 puntos, presentando oportunidades selectivas para el corto plazo, y variadas acciones tienen positivas perspectivas para inversionistas de más largo plazo. Se espera que el índice se aproxime a los 4.000 puntos para fines de 2016, pero difícilmente los sobrepasará. Tiendo a pensar que los 5.000 puntos logrados hace algunos años no se alcanzarán antes del 2019. En el plano internacional, los principales riesgos provienen de China y de su crecimiento, así como también del desarrollo de la crisis política en Brasil. Venezuela por su parte tendrá un año clave para su estabilidad en consideración al bajísimo precio del petróleo, pero cualquiera que sea su desenlace poco impacto económico tendría en nuestro país. Argentina por su parte tiene una oportunidad única para encauzar su economía, la que debe cultivar, lo que traería beneficios a las empresas chilenas que allí comercializan. Hay que estar alertas a las cifras de crecimiento de Estados Unidos y a los escenarios geopolíticos de Europa oriental y medio oriente, que podrían afectar el precio del petróleo, el cual debería finalizar el 2016 en algo más de 40 dólares por barril (WTI). En el plano nacional, los principales riesgos se asocian al ámbito político, a las reformas y la tramitación improvisada de las mismas, así como al desarrollo y desenlace jurídico de los procesos e investigaciones que se están llevando a cabo. Es de esperar que tanto el empresariado como la clase política asuman los desafíos y responsabilidad que el país les exige, elementos esenciales para la estabilidad económica. Una agenda pro crecimiento consensuada entre el gobierno y el empresariado resultaría del todo oportuna en función a los débiles IMACEC. En síntesis, se percibe que 2016 en ningún caso será el año de la recuperación económica para nuestro país, título que probablemente tampoco tenga el año 2017, en función al escenario internacional y a las reformas del gobierno. En nosotros está sentar las bases de un país más productivo e innovador para aprovechar contextos económicos favorables en unos cuantos años más.