viernes, 4 de diciembre de 2015

Coches Victoria

Diversos grupos animalistas, y en general gran parte de los viñamarinos, hemos manifestado nuestro descontento por el maltrato animal que implica para muchos caballos tirar coches de paseo victorias por las calles de la ciudad. Un caballo en el suelo, imágenes viralizadas por redes sociales, en fin, el Municipio ha decidido evaluar, en unos meses más, la continuidad de esta tradición viñamarina, postal por décadas de la comuna y atracción turística por todos conocida. Basta con observar para concluir que los caballos descansan a pleno sol, o que en determinadas circunstancias se estima en ellos esfuerzos considerables que terminan dañándolos y entregando una pésima imagen de la ciudad y de quienes aquí vivimos. Ignoro si caducar esta actividad traería mayor beneficio a los caballos, ya que dudo que su desempleo sea en praderas, más bien veo en ellos trabajos alternativos y más duros en ferias o derechamente abruptos finales como magra proteína. Por lo mismo, estoy convencido de nuestra responsabilidad como viñamarinos y mejorarles su actual vivir en la eventualidad de que se mantenga esta tradición. En tal sentido, el académico Dr. Pablo Salah, Director del Hospital Clínico Veterinario de nuestra Universidad me indica ciertas medidas básicas que se podrían tomar para mejorarles su calidad de vida y que me permito resumir: que tengan paraderos techados donde puedan descansar, caballos de recambio para que trabajen medias jornadas o turnos, cambio de herraje por herraduras de goma (Carabineros desecha muchas) con el fin de que el caballo no se resbale en el pavimento esforzándose menos, en fin, acciones que apuntan directamente al bienestar del animal. De contar con algún sobrio auspiciador – he aquí mi veta más comercial – podría pagarse parte de los costos aquí indicados, incluso se podría invertir en uniformes de época, quien sabe ofrecer mote con huesillo, incluso wifi, y un sin número de otras medidas que permitan transformar un servicio turístico que podría dañar la imagen de nuestra ciudad bella en una experiencia turística de mayor nivel que agrega más valor a quien nos visite y que no implicaría agravio para el caballo. Estoy convencido que si finalmente se decide mantener la tradición de los coches victorias, debe salvaguardarse con una serie de medidas como las antes mencionadas y que protejan al caballo de cualquier eventual maltrato. Nuestra Universidad está abierta a colaborar en esta materia.