viernes, 5 de diciembre de 2014

IMACEC de octubre

El IMACEC de octubre de 1,5% hace preguntarnos por las proyecciones de crecimiento para lo que resta del año, y desde luego el PIB 2015. A mi entender, las expectativas para noviembre apuntan a un 1,1% y para diciembre de un 1,5%. A su vez, el PIB de 2015 debería estar en torno al 2,8%. Este pronóstico considera un precio del cobre en 3 dólares e impulsos vía gasto público y tasa de interés. Que el PIB 2015 sea superior o inferior a 2,8% será de exclusiva responsabilidad de la autoridad, manteniendo el resto de variables constantes, en la medida de que gestione acciones que mejoren o empeoren los niveles de confianza. Actualmente tanto el consumo de bienes durables como la inversión se encuentran a la baja, clara señal de los niveles de confianza – podríamos decir ya desconfianza - de los consumidores y del empresariado, por lo que es labor de la actual administración mejorar en este aspecto. En tal sentido, el escenario económico se complejizará toda vez que en 2015 tendríamos discusión constitucional, lo que influiría negativamente en el PIB de los años siguientes, no por la nueva constitución, sino por el contexto, suma de reformas, y equívocos en procederes que han sido parte del espíritu reformador de quienes hoy nos dirigen.

Reforma Laboral

Se ha hablado reiteradamente por parte del Gobierno y de la Nueva Mayoría de la necesidad de hacer reformas a la legislación laboral, con el fin de potenciar la sindicalización, nivelar institucionalmente las condiciones de las relaciones laborales en la empresa, proteger los derechos fundamentales y otras ideas semejantes, sin que se hayan concretado en un proyecto en particular, por lo que no se sabe con seguridad lo que en definitiva se propondrá sobre la materia. Se habla de plazos para la presentación del proyecto, incluso se fijan fechas en que éste deberá estar aprobado, en fin, bastante ruido pero poco o nada en concreto. Una reforma laboral debería tener dos finalidades específicas: una, referida a la rectificación de algunas normas que requieren de su actualización debido a que han perdido su razón de ser, y otra, alineada más bien al aumento del empleo, a disminuir las contingencias económicas y activar el crecimiento, con ello el aumento de las remuneraciones y la disminución de la cesantía. Entre las primeras, la revisión de la normativa sobre contratación de personal de reemplazo de los trabajadores en huelga. El paro es una medida de fuerza, y si el empleador contrata personal de reemplazo, ¿dónde queda la presión? En nada. El empleador puede pagar por una sola vez 4 UF por trabajador y puede reemplazar. El empresario que hace uso de este derecho tratará de prolongar la huelga, en vez de contraerla, pues sacará el máximo provecho a esa intervención. Una solución intermedia se produciría al cambiar esta modalidad por el pago de una fracción de una unidad económica por cada día de reemplazo, medida que fomentará el acuerdo, y por ende el fin de la huelga. En lo que se refiere a aumentar el empleo, debe revisarse la gravosa indemnización por años de servicio ya que es una traba que entrega rigidez al mercado laboral, afectando tanto a la empresa al contratar o despedir, como al trabajador al optar a un primer trabajo o a un nuevo empleo. Debería de buscarse salidas alternativas, como por ejemplo la que actualmente poseen los trabajadores de casa particular. En esta misma línea, deberían de existir incentivos por contratación de trabajadores, especialmente a los empleadores PyMes, con imputaciones a impuestos, lo que constituye una clara medida para aumentar la contratación, y además es una indicación pro crecimiento. Uno de los segmentos siempre más golpeados por el desempleo son los jóvenes. Es prioritario la formulación de un proyecto que incentive la contratación de estos primerizos trabajadores, mediante un sistema vía SENCE, con el objeto de que se cofinancien: así se capacitan, logran la experiencia que no tienen, aumentando la probabilidad de su contratación y de su futuro éxito laboral. Es de mí entender que la reforma laboral es necesaria, toda vez que ella es pieza fundamental para mejorar la actual normativa y mejorar el empleo, la calidad de éste, las remuneraciones, el crecimiento, en fin, nuestro ansiado desarrollo. De no estar orientada a este propósito, la reforma carece de sentido económico ya que perjudicará el empleo y el crecimiento del país.

Reforma Laboral: Ideas

Una reforma laboral debería tener dos finalidades específicas: una, referida a la rectificación de algunas normas que requieren de su actualización debido a que han perdido su razón de ser, y otra, alineada más bien al aumento del empleo, a disminuir las contingencias económicas y activar el crecimiento, con ello el aumento de las remuneraciones y la disminución de la cesantía. Entre las primeras, la revisión de la normativa sobre contratación de personal de reemplazo de los trabajadores en huelga. El paro es una medida de fuerza, y si el empleador contrata personal de reemplazo, ¿dónde queda la presión? En nada. El empleador puede pagar por una sola vez 4 UF por trabajador y puede reemplazar. El empresario que hace uso de este derecho tratará de prolongar la huelga, en vez de contraerla, pues sacará el máximo provecho a esa intervención. Una solución intermedia se produciría al cambiar esta modalidad por el pago de una fracción de una unidad económica por cada día de reemplazo, medida que fomentará el acuerdo, y por ende el fin de la huelga. La negociación colectiva no reglada debe de privilegiarse y fomentarse en una nueva normativa: las partes negocian sin límite de tiempo, sin procedimientos ni etapas rígidas, permitiendo lograr acuerdos en un clima de armonía organizacional. En lo que se refiere a aumentar el empleo, debe revisarse la gravosa indemnización por años de servicio ya que es una traba que entrega rigidez al mercado laboral, afectando tanto a la empresa al contratar o despedir, como al trabajador al optar a un primer trabajo o a un nuevo empleo. Debería de buscarse salidas alternativas, como por ejemplo la que actualmente poseen los trabajadores de casa particular. En esta misma línea, deberían de existir incentivos por contratación de trabajadores, especialmente a los empleadores PyMes, con imputaciones a impuestos, lo que constituye una clara medida para aumentar la contratación, y además es una indicación pro crecimiento. Uno de los segmentos siempre más golpeados por el desempleo son los jóvenes. Es prioritario la formulación de un proyecto que incentive la contratación de estos primerizos trabajadores, mediante un sistema vía SENCE, con el objeto de que se cofinancien: así se capacitan, logran la experiencia que no tienen, aumentando la probabilidad de su contratación y de su futuro éxito laboral. En definitiva es de mí entender que la reforma laboral es necesaria, toda vez que ella es pieza fundamental para mejorar la actual normativa y mejorar el empleo, la calidad de éste, las remuneraciones, el crecimiento, en fin, nuestro ansiado desarrollo. De no estar orientada a este propósito, la reforma carece de sentido económico ya que perjudicará el empleo y el crecimiento del país.

Preguntas sobre Reforma Laboral

Se ha hablado reiteradamente por parte del Gobierno y de la Nueva Mayoría de la necesidad de hacer reformas a la legislación laboral, con el fin de potenciar la sindicalización, nivelar institucionalmente las condiciones de las relaciones laborales en la empresa, proteger los derechos fundamentales y otras ideas semejantes, sin que se hayan concretado en un proyecto en particular, por lo que no se sabe con seguridad lo que en definitiva se propondrá sobre la materia. Se habla de plazos para la presentación del proyecto, incluso se fijan fechas en que éste deberá estar aprobado, en fin, bastante ruido pero poco o nada en concreto. El actual gobierno privilegia la comunicación de magnas novedades, de grandes iniciativas, sin tenerlas ni siquiera analizadas. Da la impresión que lo importante es la reforma, y no los contenidos de la misma. Se carece de estudios serios que la deben fundamentar, y desde luego, de los efectos en otras áreas, como la económica. Por ejemplo, se ha hablado de empoderar a los sindicatos para nivelar la relación laboral y permitir negociaciones colectivas más equitativas. Para ello, la Ministra del Trabajo ha hecho referencias en términos muy generales, como son “la titularidad sindical”, “el sindicato más representativo” como sujetos únicos de la negociación, sin definir o precisar el significado de estos términos. ¿Avanzamos hacia un sindicalismo obligatorio? En tal caso, ¿dónde está el derecho fundamental de la libertad de asociación y concretamente de sindicalización? La Ministra hace alusión a una negociación a un nivel mayor, vale decir, ¿se estará declarando que se debe negociar sectorialmente? Si así fuere, ya tuvimos experiencias a fines de los años 60 y hasta 1973, con un resultado desastroso al hacer desaparecer a todas las empresas pequeñas y medianas, las que no pudieron pagar las prestaciones que las mayores tenían dentro de cada sector. Lo mismo ocurre con concebir un “piso” en cada negociación, sin que se empiece de cero en cada uno de los procesos que se llevan a cabo. Ya se tuvo una experiencia en el primer trienio de los años 80, donde se reguló como piso el contenido de la negociación anterior, pero al llevarse a cabo la segunda ronda de negociaciones, dos años después y en medio de una profunda crisis económica, ninguna de las compañías estaba en condiciones financieras para siquiera mantener lo vigente, mucho menos de aumentar los beneficios existentes. Finalmente, se modificó la ley. Por último, es oportuno preguntarse cuál es el problema fundamental que se quiere solucionar, he ahí la necesidad de una reforma: ¿generar empleos?, ¿incrementar salarios?, ¿productividad?, ¿el crecimiento del país? De ser cualquiera de estas alternativas, la reforma tiene un fin económico, y a mi juicio necesario, ya que si lo que se busca es otorgar derechos laborales por sí solos, claramente estamos ante una reforma sólo de carácter político, lo que más bien perjudica el crecimiento del país.