jueves, 22 de diciembre de 2011

El año de la Codicia

No me cabe duda que este año será recordado y evocado puesto que diversos movimientos sociales a nivel mundial lo han marcado. Prueba de ello, es que “los indignados” han sido elegidos como “el personaje del año” por la Revista Time, pues se manifestaron contra diversas situaciones en muchos contextos, generalmente de manera pacífica, y desde la decepción y la desilusión del sistema económico.
En Chile se manifestaron contra diversos situaciones, por ejemplo contra el transporte público ineficiente, las empresas de telefonía móvil y el costo de los equipos, las de electricidad con sus cuentas poco claras, de gas y sus despachos atrasados, los bancos por comisiones abusivas, las transacciones en internet inseguras, las multitiendas y sus repactaciones unilaterales, los jardines infantiles y sus descuidos en seguridad, la educación y sus costos y calidad, las bencineras y los engaños de quienes atienden, las inmobiliarias y empresas constructoras por la ingeniería poco sísmica, las automotoras y los arreglos mecánicos inexistentes, los monopolios de las notarias, la colusión de farmacias, de avícolas, contra las empresas de buses y sus choferes con turnos inhumanos, los correos y las encomiendas que jamás llegaron, las Isapres y sus reajustes y restricciones por enfermedades preexistentes, contra el monopolio de especialidades médicas, la calidad de la televisión abierta, los comerciales en televisión cerrada, la lentitud en el ancho de banda aun cuando cobran por servicios mejores, el contrato telefónico que jamás firmaron con aquel Carrier, por la responsabilidad no asumida del supermercado por los hurtos en su estacionamiento, contra las antenas de celular en lugares residenciales, el impuesto al combustible, por el IVA al libro, la edificación sin cesar en miradores como los de Santa Inés en Viña o la construcción en las dunas de Reñaca y muchas otros reclamos, que quizás el ávido lector es capaz de continuar.
En la gran mayoría de los casos se percibe cómo se busca elevadas rentabilidades presentes e individuales por sobre otras menores pero estables y comunes en un mayor plazo, demostrando entonces, que la codicia ha terminado siendo uno de los pilares de la economía de mercado, pues se ha instaurado como valor social relevante el éxito económico individual rápido, y a como dé lugar, como lo estaría demostrando el Caso La Polar, por sobre otros valores solidarios y de comunidad. Queda demostrado este año, que la desigualdad y la injusticia económica deben ser temas a resolver por la economía a fin de buscar la sostenibilidad del propio sistema.
A mi entender, estamos en presencia de una falla sistémica, pues el modelo económico instaurado en gran parte de las economías está demostrando que es vulnerable a la propia esencia del ser humano, pues como mamífero ingenioso que somos, hemos transformado la economía de mercado en un gran desenfreno neoliberal. Fiscalizarnos en la codicia será uno de los ejes de cualquier política económica sostenible a partir de este ya terminado 2011.