lunes, 26 de julio de 2010

Educación y Pobreza

Los nuevos datos entregados recientemente por la Encuesta Casen, señalan que en Chile la desigualdad ha aumentado en los últimos 4 años. La metodología divide a la población en deciles, desde el 10% más rico hasta el 10% más pobre. Incorrecto sería pensar en que la superación de la pobreza pasa porque el decil más pobre simplemente no exista, ya que como parte de la metodología, éste siempre se hallará. El análisis pasa por la variación de la renta promedio en ambos segmentos: mientras en el más rico los ingresos variaron en un 9%, en el más pobre varió en tan sólo un 1%, ambas cifras en términos reales. En cuanto a los ingresos, el decil más rico gana más de 24 veces lo que recibe el decil más pobre. Por otra parte, si se descuenta de los ingresos los aportes estatales, las transferencias, el 10% más rico posee ingresos 46 veces superiores a los del decil más pobre.

Si bien los resultados no representan una gran novedad puesto que efectivamente existe una diferencia notable entre los niveles económicos superiores e inferiores, llama la atención, y preocupa, que el país no avance hacia una menor desigualdad. Todo lo contrario, en el período 2006-2009 se produjo un fuerte retroceso en esta materia. Vale decir, lo importante es que la tendencia implique una menor desigualdad, y eso no se cumplió en definitiva.

Esta situación de mayor desigualdad hace plantearse las medidas correctivas necesarias para que ésta tienda a minimizarse. En esto vale detenerse en diferentes horizontes de planificación: corto y largo plazo. En el corto plazo, la desigualdad tiende a disminuirse en la medida que se genera empleo en la economía. El emprendimiento de tipo informal en los deciles inferiores tiende a tener un carácter absolutamente informal, con ingresos fluctuantes que no generan la mínima riqueza que permita la superación de la pobreza. El empleo es sin duda una de las fuentes más estables de ingresos para dichas personas y familias. El emprendimiento en los otros deciles genera empleo a éste.

Ya en el largo plazo, la economía logra disminuir la desigualdad a través de la movilidad social, y ésta se concreta principalmente a través de la educación. Por no decir únicamente. La existencia de instituciones educacionales como los centros de formación técnica, institutos profesionales y universidades con vocación por la movilidad social contribuyen a que en el largo plazo la desigualdad disminuya. Soy un convencido de que son estas instituciones las que en definitiva permitirán disminuir brechas y generar una economía desarrollada y estable basada en la paz social. Lamentablemente este efecto es de largo plazo y centrado en las generaciones jóvenes, puesto que la movilidad social ya en quien sobrepasa los 50 es difícil, mientras quien goza de la juventud tiene la posibilidad de mejorar su estándar de vida notoriamente a través de su actual educación.