martes, 13 de abril de 2010

Petróleofobia

De un tiempo a esta fecha se escuchan positivas noticias sobre la situación económica del mundo y del país. En el plano internacional, el Dow Jones sobrepasa la barrera de los 11 mil puntos, con perspectivas de llegar a los 12 mil a fin de año, y en el contexto nacional, los multifondos logran retornos exitosos, beneficiando a los ahí ahorrantes.

Pese a aquello, y posterior al telúrico final de febrero, se prevé una caída de nuestro IMACEC de marzo en torno al 1,2%, según la Encuesta de Expectativas Económicas del Banco Central, augurando incluso algunos, una disminución en más de un 2% de la actividad económica. En la misma encuesta, pero en términos desestacionalizados, la caída podría ser del 3%, similar al peor momento vivido en Chile de la crisis financiera. Esto demuestra el efecto devastador que tuvo el terremoto en nuestra economía, ya que la potente recuperación se ha visto truncada por las consecuencias productivas que generó el sismo, pese a su doble efecto como empuje de determinados sectores industriales.

La misma encuesta también se refiere a la inflación, situándola en 3,5% para 2010, en línea con el último Informe de Política Monetaria. El aumento de la inflación, en relación al año 2009, obligará entonces al Banco Central a elevar la Tasa de Política Monetaria. Se espera que tal aumento sea paulatino, empezando en junio o julio para cerrar 2010 en torno al 2,5%, o medio punto más. Este aumento en la tasa implicará desincentivar tanto el consumo como la inversión, ambas variables que la recuperación de la economía necesita, disminuyendo además la liquidez del mercado, impidiendo importantes repuntes en el IPSA.

Es en este contexto donde la situación de algunos commodities preocupa. Si bien en general el alza sostenida del cobre nos beneficia como nación, el aumento del precio del petróleo atemoriza bastante, puesto que la proyección es que pronto rompa la barrera de los US$100 dólares el barril (actualmente está en torno a los US$84). Esto, porque justamente la recuperación económica trae consigo dicha alza por razones de mercado, con serias restricciones por el lado de la oferta, elevando el precio del transporte, y de todos los bienes y servicios que lo utilizan directamente como materia prima o insumo, y de manera indirecta, vía reajuste de IPC, a la mayoría de los bienes y servicios. De esta manera, el aumento en el precio del petróleo impacta en el nivel de precios, de manera similar a lo acontecido en el escenario previo a la crisis financiera, pero con un contexto económico más frágil y más empobrecido.

Por lo mismo, de acontecer un precio del petróleo de US$147 dólares el barril como en 2008, el crecimiento de la economía mundial, y de la nuestra, se verá perjudicada. En mi perspectiva, tal precio lo visualizo en un escenario posterior al 2012, pero tan dañino como para tener justa fobia al precio que este insumo pueda lograr, incluso a finales de 2010.