miércoles, 31 de mayo de 2017

Desempleo, Productividad y Minería

El desempleo aumentó a 6,7% a nivel nacional durante el trimestre móvil febrero-abril, cifra inferior a lo que se esperaría para una economía estancada como la nuestra, ya que la lógica apunta a que mientras menos crecemos, menos empleo debería de haber. La explicación a esta paradoja podría radicar en el análisis de la productividad, dado que una migración de trabajadores desde sectores económicos más productivos (como el sector de la minería) hacia otros de menor desarrollo (agricultura, pesca, entre otros) explicaría la situación, esto en virtud de que los niveles de inversión en la minería son ampliamente superiores a los de otros, por tanto la productividad de una persona en tal sector es lejos superior a los de la agricultura o pesca. En síntesis, es la productividad del país la que se ha visto claramente perjudicada dado que a iguales niveles de empleo generamos menor producto. Por dar un ejemplo, comparo la productividad media de dos trabajadores, uno en la Región de Valparaíso y otro en la Región de Antofagasta. Podríamos decir que el habitante de la Quinta Región es uno de los menos productivos del país en función del PIB per cápita, dado que su productividad está bajo un 20% del promedio nacional, y es un 75% inferior a la productividad del habitante de la Región de Antofagasta, donde existen trabajadores altamente productivos. Este análisis debe considerar las circunstancias de cada trabajador, marcadas principalmente por la inversión y la tecnología. En tal sentido, la productividad de los habitantes está marcada por la composición económica de la región y de la tecnología, capital humano e inversión asociada a dichos sectores. Por ejemplo, el sector minero posee niveles tecnológicos y de inversión superiores al agrícola, por lo que un trabajador en la minería es más productivo que en la agricultura. Como en la Región de Valparaíso sólo el 15% del PIB se explica por la minería, y no el 65% como en la Región de Antofagasta, podemos explicar entonces las diferencias en su productividad. Ahora bien, si analizamos la Región de Antofagasta por separado, claramente su nivel de empleo se ve perjudicado cuando no nos acompaña el ciclo de la minería, toda vez que existe una disminución de puestos laborales, pero además una migración de trabajadores hacia otros sectores en otras regiones. Esto genera una disminución de la actividad económica en general, disparando los nivel de desempleo al 9,1%, un 36% más de desempleo que en el resto del país. Estoy convencido que en la medida que se genere un contexto internacional con mejores precios para el cobre y otros minerales, la productividad del país mejorará por una migración de sectores, impulsando la economía de regiones como la de Antofagasta, disminuyendo así su nivel de desocupación, aun cuando regiones como ésta deben ser capaces en el largo plazo de generar una mejor distribución de su economía, labor que al menos Chile en su conjunto no ha podido concretar en las últimas décadas.