miércoles, 21 de diciembre de 2016

OHL, y sus concesiones en Valparaíso

La empresa no está pasando por un buen momento y esto se explica por muchas razones. En primer lugar, su crecimiento algo inorgánico ha implicado inversiones fuera de su foco estratégico, activos que han vendido en gran parte en los últimos meses, en segundo lugar, ha estado involucrado en problemas de corrupción en su filial mexicana, tercero, ha tenido diversos cambios de ejecutivos en su casa matriz, cuarto, hechos como el Brexit y el triunfo de Trump la han golpeado, por razones propias del negocio y de la economía, así como también por efectos en el tipo de cambio y quinto, un alto nivel de endeudamiento, en el corto plazo casi equivalente a sus ventas brutas. Si bien a cualquier test de liquidez la empresa tendría positivos indicadores, se aprecia en sus estados financieros del 2014 y 2015 que la firma ha pagado cerca del 18% de sus ingresos en gastos financieros. Ya para 2015, el ratio descendió a casi el 10%, por lo que la venta de activos en México (hoteles y autopista) y en República Checa (fábricas) han dado resultado como mejorador de los flujos. Sin embargo, la estimación de flujos positivos para los años que vienen son más bien escasos, y esto se explica por la caída en bolsa que la empresa ha sufrido. El 2 de mayo de 2014, hace sólo 1000 días, su título se cotizaba en 34 euros, hoy la acción se transa a sólo 3,33 euros, vale decir ha tenido una caída en bolsa de cerca del 90% de su valor. Su gestión financiera ha sido revisada por terceros, agencias internacionales han cuestionado su capacidad de pago, calificando sus bonos de mala forma, por lo que invertir en ella vía bonos o acciones posee altos niveles de riesgo, exigiéndole entonces por terceros altos intereses, lo que obliga a la empresa a vender activos por sobre aumentos de deuda a altos niveles. Personalmente pienso que la empresa está haciendo lo correcto, desconozco si quizás ha actuado tarde, pero probablemente la empresa logre sanear su crítica posición financiera en un escenario de 10 años más, transformándose en una empresa más sólida, pero más eficiente y pequeña. Creo que no es conveniente que como región tengamos tantos proyectos con una compañía que tiene estos problemas, aún cuando si los contratos son los adecuados, y que nos protejan frente a perjuicios e insolvencias, creo que el tamaño del proyecto es relativamente apropiado para esta empresa y ésta debería ser capaz de responder. Pero insisto, como región no podemos poner todos los huevos en la misma canasta, porque frente a situaciones de riesgo, como ésta, claramente la mejor decisión es la diversificación.