lunes, 8 de agosto de 2016

Actualidad Económica

Hace unos días se han entregado los datos económicos relativos al IPC, Imacec y empleo. Levemente sobre lo proyectado se anotó el IPC de julio de tan sólo 0,2%, permitiendo a la inflación de los últimos doce meses registrarse en el techo máximo del rango meta del Banco Central: 4,0%. Al revisar la inflación subyacente se podría deducir que la economía nacional goza de una inflación absolutamente sostenida, augurando para 2016 un aumento en el nivel general de precios del orden del 3,5%-3,6%. A diferencia de semestres anteriores, en el próximo no deberíamos de tener presiones de alzas de precios debido al tipo de cambio, ni tampoco por consumo interno, el cual se aprecia minimizado. Por lo mismo, y en virtud al actual contexto inflacionario, la autoridad monetaria tendrá entonces mayor grado de libertad para revisar con cautela modificaciones en la tasa de interés, toda vez que se requiere dinamizar la inversión y el consumo interno al revisar conjuntamente este dato con el del Imacec. El Imacec de junio de tan sólo 0,8% nos reconfirmar no sólo que la economía nacional está estancada, sino además que las medidas gubernamentales supuestamente revitalizadoras de ella han sido absolutamente ineficaces. El nivel de incertidumbre que existe en el país en relación a una larga lista de temas, tales como los referidos a materias constitucionales, laborales, de legislación tributaria, de tecnología, de energía, etcétera, generan inseguridades para cualquier inversión, lo que se traduce en el estancamiento actual de Chile, lo que se aprecia en el empleo. En Chile no se están creando puestos de trabajo de calidad, que por cierto son los que auguran buenas pensiones. Hemos apreciado en los informes del INE que cuando aumentan los ocupados por cuenta propia, generalmente se refieren a labores momentáneas o esporádicas e inferiores a cualquier empleo con contrato; y si aumentan los asalariados en contextos de mínimo crecimiento, seguramente se debe a reconversiones laborales, desde sectores altamente productivos, hacia otros donde se demandan más personas para producir, siempre asociados a menores rentas. Por lo que independiente del número de personas desempleadas según un instrumento en particular, la calidad del empleo en Chile ha empeorado en los últimos años no logrando cumplir las expectativas de las personas, ni permitiendo remuneraciones que garanticen el ahorro previsional. Lamentablemente no existen razones para suponer que en los próximos meses habrán mejoras sustantivas en materia de empleo dado que la economía no logra crecer como las demandas sociales y laborales exigen o como fue augurado en los planes del gobierno, por lo que no hay fundamentos hoy para afirmar aún un cambio de tendencia o punto de inflexión que permita vislumbrar mejores e incuestionables cifras de empleos de calidad. Focalizarnos en el crecimiento, en la inversión y en la formación de capital humano son tareas imprescindibles si queremos avanzar hacia el desarrollo.