viernes, 11 de julio de 2014

Opinión Pública 2.0

Un aplauso generalizado obtuvo el reciente protocolo de acuerdo en la Comisión de Hacienda del Senado en torno a “la reforma” a la Reforma Tributaria. De ser redactado finalmente de manera afín, permitiría una reforma tributaria que, pese a afectar el crecimiento económico, posee elementos que lo fomentan y que no eran partes del proyecto inicial. Interesante resulta focalizarse en lo acontecido durante estos meses: la idea original pasó por la Cámara de Diputados de manera apresurada, quien sabe presionados por el Ejecutivo. Mientras los economistas y tributaristas no lograban aún tener cierta claridad de los efectos de la reforma, los diputados ya daban un visto bueno. Con un par que conversé, supe que sus opiniones eran principalmente políticas y en lo técnico al parecer sólo tenían claridades generales. Posteriormente la discusión se trasladó al Senado, específicamente a la Comisión de Hacienda. Ellos realizaron un trabajo más riguroso, convocando expertos, empresarios y asociaciones gremiales, consultando ex ministros de la cartera afín y economistas de todas las filas. En el entretanto el gobierno realizaba campañas comunicacionales a la opinión pública masiva, para, en un lenguaje en extremo simple, llamar a las multitudes a apoyar la reforma. En un principio el Ministro Arenas se negaba a realizar cambios sustanciales, pero convencido por los argumentos técnicos de los expertos (tributaristas, economistas, etc.) y por algunos senadores de los partidos políticos de gobierno y de un par de ellos de la oposición, supo acoger los cambios a tiempo. Pienso que los magros IMACEC también colaboraron. De no haberse convencido, y motivado por el pacto, la aprobación de esta reforma hubiese implicado un desastre para el crecimiento económico del país. Con lo anterior, ha quedado de manifiesto que la “opinión pública” no sólo se refiere a quienes protestan por las calles, o en redes sociales digitales, sino además a quienes desde una mirada del conocimiento pueden aportar a este país. Aún cuando una oposición no cumpla con su rol, existen ciudadanos que, conformando una suerte de “Opinión Pública 2.0” pueden defender el porvenir del país en materia de políticas públicas. Es de esperar que el espacio a diálogo abierto por el gobierno sea replicable para la Reforma Educacional y otros temas que se visualizan en agenda, toda vez que la soberbia de las mayorías puede a veces cegar el buen juicio pero no opacar el buen entendimiento.