lunes, 21 de noviembre de 2011

Política y economía

Ya sabemos los resultados de las elecciones en España, que confirman a la oposición en el nuevo gobierno. Muchos analistas concuerdan en que el disgusto de los españoles en relación a temas económicos, como los niveles de cesantía o paro, provocaron en gran parte el apremiante cambio de gobierno. El triunfo del PP bajo el liderazgo de Mariano Rajoy es aplastante, por gran mayoría, lo que genera una tranquilidad al mercado financiero al augurar que esta plataforma política asentirá realizar cambios necesarios de manera más expedita. Tiendo a pensar que las decisiones y soluciones que se avecinan no serán del todo populares, por lo que la estabilidad política sólo estaría asegurada si las estrategias a implementar dan fruto justo antes del próximo período eleccionario.
Ejemplos como éste, como nunca antes en nuestra historia reciente confirman la relación que existe entre la política y la economía, pues en el mundo de hoy no se puede hacer política sin hacer economía y viceversa. Cambios de gobierno en Grecia, Italia y España, se deben principalmente a los problemas económicos de esos países, y quién sabe si no se avecinan otros cambios más, pues en la medida que la crisis en la Eurozona se agrave, incluso los gobiernos de Francia y Alemania, y también Estados Unidos, podrían sufrir relevos en las siguientes elecciones, pues de no solucionarse los problemas económicos, los problemas políticos no tardan en aparecer.
Por lo mismo, una crisis económica puede ser vista como una oportunidad para la política, pues en la medida que se tomen las resoluciones adecuadas, el partido político en el gobierno puede prolongar su estancia durante las otras elecciones confirmando que para la política es importante la economía, relación recíproca. En nuestro país, el manejo económico en tiempos de crisis expone al gobierno a una vitrina de liderazgo importante, tanto así que las críticas al gobierno del Presidente Frei en los tiempos de la crisis asiática afectaron incluso sus futuras intenciones presidenciales, mientras que las buenas maniobras del gobierno de la Presidenta Bachelet alzaron su popularidad en las encuestas de su tiempo.
Dada la relación mutua entre economía y política es que cada vez es más frecuente que los partidos políticos de países desarrollados cuenten con equipos de economistas que permitan augurar escenarios y plantear alternativas de solución, así como también las empresas norteamericanas y europeas están contratando como asesores a políticos, ya no bajo la exclusiva figura de “lobistas”, sino como descifradores del entorno y sus futuribles.
Hace unas semanas atrás, el Primer Ministro de Luxemburgo, señaló que el gran problema económico de Europa es cómo ganar la siguiente elección política, haciendo un sarcasmo directo, a que las soluciones económicas pasan primero por asegurar la reelección del partido gobernante. No lo sabrá él, pienso, que debe liderar a una economía muy pequeña que depende exclusivamente de la de sus países limítrofes, ahí, justo al medio, en el epicentro mismo de la actual crisis.