jueves, 24 de enero de 2008

Olimpíadas Económicas

“Está entre los tres mejores del mundo”. Así se calificó el festival pirotécnico de la Bahía de Valparaíso que disfrutamos hace unas semanas atrás. Sea cierto o no, la clasificación del mismo responde a esa necesidad humana de jerarquizar las cosas en un orden, en un ranking. La mente humana funciona “con escalas mentales” donde ordenamos, priorizamos y jerarquizamos las diversas cosas y actividades que nos rodea.

Esta necesidad de jerarquizar, ha conllevado diversos concursos. Algunos recientes como los “Guinness World Records” hasta otros con más historia con actualizaciones recientes como “Las Siete Maravillas del Mundo”. En este contexto, el registro de records ha implicado además, el incentivar la competitividad y, a partir de lo anterior, dejar constancia de lo que es capaz la humanidad y la naturaleza que lo envuelve.

En los deportes, se registran las nuevas metas como parte de una historia que denota la experiencia y el aprendizaje que el deporte, sus diversas ciencias asociadas y la tecnología pueden lograr.

Este año es de olimpíadas. Los XXIX Juegos Olímpicos del 2008 tendrán lugar en Beijing, la capital de la República Popular de China, del 8 al 24 de agosto. El mundo despertará en su afán deportivo, se repartirán medallas entre los primeros lugares y, como es de esperar, se batirán records olímpicos y mundiales.

Sin embargo, no será necesario esperar hasta agosto para lograr records ya que la economía se ha encargado de alcanzar diversas metas históricas en lo que ya llevamos de este año, y que son importantes recapitular para describir el escenario volátil en el cual nos hallamos.

Por ejemplo, en lo que se refiere al petróleo, durante este mes el barril alcanzó los US$100 dólares, cifra históricamente alta, que llevó a los automovilistas en Chile a pagar la segunda bencina más cara del mundo después de Turquía. En cuanto a la variación de precios, durante enero se entregaron los datos de la inflación de 2007, siendo la chilena de un 7,8%, la más alta de nuestra economía en 12 años, y por su parte, Estados Unidos alcanzó un 4,1%, la mayor en 17 años. Si nos referimos al dólar, su precio en Chile disminuyó este año a su valor más bajo en 9 años, transformando a la moneda chilena en la que más se ha fortalecido en 2008 a nivel mundial. Por último, la disminución del IPSA el pasado lunes 21 fue la mayor baja de este indicador en 10 años, y a su vez, el aumento del mismo indicador el martes 22 fue la mayor alza en 9 años.

Records económicos que nos ayudan a describir el complejo escenario de la economía internacional y nacional, y la volatilidad de los mercados financieros. Tales registros podrían asustar a inversionistas y a todas las personas en general, pero hay que comprender que la economía chilena hoy está mejor preparada para enfrentar los retos que este 2008 pueden acarrear. Prepararse para estas situaciones, fue una premisa de las políticas económicas de la última década, similar a la preparación que los deportistas llevan por años para lograr un buen desempeño en las próximas Olimpíadas. Se cosecha lo que se siembra.

jueves, 17 de enero de 2008

¡Qué Vergüenza!

El sábado mientras regresaba a casa por una avenida de Viña, me detuve en una luz roja. A mi izquierda había un paradero de colectivos. Cuatro adolescentes argentinos se acercaron a un chofer y le preguntaron cuánto costaba el viaje hasta Reñaca. “¿La carrera?” consultó el conductor. Los muchachos trasandinos lo miraron con rostro de no entender ese técnico lenguaje. El chofer les dijo “4.000 pesos”. Uno de los jóvenes preguntó “¿4.000 por los 4 ó 4.000 por persona?”. “4.000 pesos” respondió nuevamente el conductor del colectivo. Cada uno de los adolescentes le entregó al chofer 4.000 pesos al subirse al auto, es decir, un total de 16.000 pesos.

Un día de la semana fui al centro de la ciudad. Al regresar a mi auto tras realizar los trámites aparece el señor del parquímetro. Una vez encendido el motor, bajo el vidrio y el caballero me dice que son 3.600 pesos. “¡Pero si sólo fueron 20 minutos!” le aclaré. “Es que esta zona de estacionamientos es de las caras y además la hora es peak” me señaló. “Mire señor” – le dije – “yo una vez al mes me estaciono aquí a la misma hora y siempre es alrededor de 400 pesos”. “Pero no se enoje señor” – y me sonríe – “era una broma, son sólo 360 pesos”.

De camino a la Universidad paso a llenar con bencina el estanque del automóvil. Una vez concluido el llenado, el bombero me pregunta: “¿Paga en efectivo o con tarjeta?”. Le contesté que iba a cancelar en efectivo. “No hay problema, son $33.200” me señaló. De pura intuición miro la máquina del combustible y le acoto “Pero señor, ahí dice $32.300 y no $33.200”. “Disculpe, es que soy disléxico” contestó.

A los pocos días, fui a una heladería y me tomé un jugo. Al llegar la cuenta, ésta era por $3.700 pesos. Extrañado la analicé y observé que estaba dividida en dos ítems: el jugo por $1.700 y la propina sugerida por $2.000. Al preguntarle a la mesera, ella me dijo que la propina era voluntaria pero siempre se sugería algún monto.

Ayer me llega un e-mail de unos amigos españoles que habían visitado Viña durante la primera semana de diciembre. Me señalaban en el mensaje que habían tenido un problema con la tarjeta de crédito aquí en Chile y si los podía ayudar. En su estadía habían ido a almorzar a un buen restaurant. Al momento de cancelar la cuenta, le entregaron al mesero la tarjeta de crédito y el pasaporte. El mozo había regresado a la mesa diciéndoles que la tarjeta no había funcionado y que por lo tanto no pudo realizar la transacción. Mis amigos ofrecieron pagar en euros y el garzón gentilmente aceptó el pago en efectivo. Al regresar a España se dieron cuenta que la transacción efectivamente se había realizado, por lo que los euros entregados fueron “la propina”.

Cuando suceden este tipo de hechos, pienso en el número de turistas que deben ser engañados por compatriotas inescrupulosos. Concienciar en base a la importancia del turismo para la zona es fundamental para construir una industria turística. Si no hacemos algo, difícilmente podremos cantar “y verás como quieren en Chile al amigo, cuando es forastero”.

viernes, 11 de enero de 2008

IPC e IMACEC

El crecimiento económico de Chile es medido por el índice IMACEC, Indicador Mensual de Actividad Económica, que se obtiene mediante indicadores de producción de las diversas actividades de la economía, ponderados por su participación en el PIB. Durante el mes de noviembre de 2007 fue de un 4,6% en comparación con el mismo mes del 2006, superando los pronósticos que lo situaban sólo en un 4%.

Este IMACEC resulta bastante positivo ya que indica que nuestra economía crece incluso bajo escenarios volátiles mundiales y con los potentes problemas energéticos, que implicarían un PIB 2007 de alrededor de un 5,2%. Pese a ello, el presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), Sr. Alfredo Ovalle, lo calificó como bajo ya que su gremio esperaba uno más alto. Sin embargo, acotó que le preocupaba aún más la inflación del año 2007, que producto del 0,5% del IPC de diciembre, registró una variación anual del 7,8% situándola como la más alta de los últimos 12 años.

El gran problema del IPC de diciembre, es que es el reflejo de lo que se denomina como “efectos de segunda vuelta”, es decir, ajustes en el nivel de precio de sectores relacionados con la Vivienda, el Transporte, la Salud y la Educación producto de la inflación de los últimos meses. En el fondo, inflación como consecuencia de la misma inflación.

Por tal motivo, el IMACEC de diciembre es un gran respiro para la economía chilena, ya que si hubiese sido menor, la autoridad económica habría quedado atada de manos sin poder estimular la actividad económica sin traducirse en una presión inflacionaria, peor aún con un barril de petróleo cercano a los US$100 dólares.

En este escenario, el Banco Central en su última reunión de Política Monetaria acontecida el pasado jueves, decidió aumentar la tasa rectora de un 6% a un 6,25%, alza menor a lo que muchos analistas pronosticaban y cuyo objetivo es contener la inflación. Esta nueva tasa aumenta la brecha con la de Estados Unidos, la que es de sólo un 4,25% y con fuertes perspectivas de disminuir a un 4%.

Los efectos para el ciudadano común de la decisión del Banco Central deberían traducirse en un leve aumento en las tasas de interés de los créditos, aunque el escenario competitivo del sistema financiero, y los ajustes que éste hizo a fines de 2007, podrían implicar que las tasas de los créditos realmente no aumenten. De aumentar, los créditos de consumo tanto en Bancos como en Multitiendas serían más caros, así como los créditos para la inversión en las empresas. De hecho, cuando aumenta la tasa de interés, más rentabilidad se le debe exigir a los proyectos, quedando muchos de ellos sin poder ser ejecutados, con el impacto en el desempleo que todos sabemos.

Es de esperar que la medida de la autoridad económica tenga efectos, y logre disminuir la inflación durante 2008 a un 4,2%, cifra pronosticada por los especialistas, y esperada por todos los chilenos.

Tiempo de Vivir

Febrero representa para la mayoría de nosotros un tiempo de vacaciones. Es momento de olvidarnos de nuestro quehacer cotidiano. Por tanto prometo no escribir nada relacionado con la economía ni con los negocios.

Ahora es tiempo de vacaciones. Veraneo se decía antiguamente, ya que las familias aristocráticas cambiaban de residencia durante los meses de esta estación para “cambiar de aire”, descansando del calor y disfrutando de la vida social que en el campo o en los balnearios acontecía, y que potenciaba los lazos sociales entre sí. Los habitantes de Santiago se trasladaban a sus casas de veraneo ubicadas en Viña del Mar o Cartagena. Hoy, un siglo más tarde, las familias de clase media-alta y alta se trasladan al litoral central (Reñaca, Zapallar, Cachagua, entre otros lugares) o bien al sur, donde tienen sus casas de veraneo, actualmente llamadas “segunda vivienda”.

Pero el concepto de trasladarse por todo el período estival ha cambiado por aquellas apuradas, estrechas y siempre cortas semanas, generalmente tres. Vivimos todo el año apresurados y contra el tiempo, y ahora que debemos descansar, también lo tenemos que hacer apurados. Además, con el precio del dólar por el suelo (prometí no hablar de negocios), muchos prefieren viajar al extranjero con apretadas agendas turísticas, donde apenas tienen tiempo para disfrutar de lo que están conociendo.

Recorrer el Museo d´Orsay en dos horas, subir una pirámide para descansar en la cima por tres minutos, o recorrer grandes distancias para obtener la fotografía deseada sujetando la torre Pisa, o con unas cascadas como fondo, no tiene sentido como colofón de un año en que vivimos ganándole tiempo al tiempo.

Es que el tiempo escasea. Y escasea no porque los días sean más cortos o los meses y años tienen menos días, sino porque las actividades que nos ocupan y preocupan son cada vez más. Es que nuestra sociedad, supuestamente más desarrollada, acentúa la problemática entre las personas y el tiempo. El tratar de hacer más cosas en el mismo rato del que se disponía antes nos conduce a un vertiginoso vivir, muchas veces con costos familiares altos y con un gran sacrificio personal. No sé si terminamos siendo prisioneros del reloj y del calendario, o bien esclavos de las diligencias y prontitudes. Lo que sí sé, es que el ritmo de la vida está agrediendo la serenidad del ánimo.

La gran cantidad de actividades por hacer en el mismo tiempo, implica jerarquizar qué estímulo es más importante que otro. Algo puede dejar de ser importante, cuando algún otro quehacer externo se nos presenta como urgente. El colapso de actividades por hacer y la imposibilidad de jerarquizarlas, se traducen en una estática de nuestro comportamiento, en la inmovilización, en un enorme gasto interior que busca en lo urgente y ajeno, esquivar lo importante y personal que estamos dejando de lado.

Aprender a ser amo y señor de nuestro tiempo sabiendo cómo administrarlo, significa ahondar en nuestras propias limitaciones y disipar qué hacer y qué actividad no cometer. Privilegiar la meditación a la agitación y preferir el ser al quehacer, pueden ser nuestros propósitos no sólo para el tiempo de vacaciones, sino para toda nuestra vida. Ya es tiempo de vivir.

jueves, 3 de enero de 2008

Gracias Don Miguel

En marketing y en comunicación se dice que para que un mensaje sea exitoso, debe ubicarse sobre el umbral mínimo y bajo el umbral máximo de percepción. Por ejemplo, si usted habla muy bajo o bien, grita, difícilmente su interlocutor podrá entender y comprender el mensaje. Muchos mensajes comunicacionales pasan desapercibidos, porque el tiempo se encarga de que éste descienda bajo el umbral mínimo perceptible: un aviso en la vía pública, deja de tener notoriedad cuando las personas han transitado una y otra vez por el mismo lugar, y así, la publicidad pasa a ser parte del mobiliario urbano sin causar mayor efecto que aquél que tuvo durante los momentos posteriores a su instalación. Por esta razón, la publicidad debe cambiarse, modificarse o alterarse cada cierto tiempo a fin de que siga teniendo el impacto que se busca.


En tal sentido, durante los últimos meses las cajetillas de cigarrillos han cambiado la propaganda antitabaco. La publicidad, que por ley debían de mostrar las cajetillas a partir de agosto de 2006, se basaba en la figura de don Miguel, quien tras dos décadas fumando sufrió un cáncer de laringe. Su fotografía, que utilizaba el 50% de la cajetilla, lo mostraba con un agujero en el cuello a fin de poder respirar, como modelo de las consecuencias que esta adicción trae.

En un comienzo, los fumadores buscaron cualquier pretexto para tapar su fotografía, “ojos que no ven, corazón que no siente”, aunque en este caso los efectos cardiacos son indudables. Durante las primeras semanas de esta campaña publicitaria, los fumadores se resintieron, ya que la imagen sin lugar a dudas permitía al menos reflexionar sobre la conducta adictiva que se tenía, o bien dejarla.

Sin embargo, con el pasar del tiempo, la fotografía de don Miguel pasó a ser parte del diseño gráfico de la cajetilla, y ya no causaba los efectos que se pretendían. Durante los últimos meses su fotografía fue cambiada por otra, la de una dentadura enferma, producto supuestamente del cigarrillo y al reverso la oración “Yo tengo mal aliento”. Esta campaña está mejor planteada que la de don Miguel, ya que según los grupos focales investigados de fumadores, éstos sienten como mucho más probable estos inconvenientes que el problema en la laringe. Además, la fotografía de la dentadura tiene una asociación perceptiva con la imagen de una calavera, que incomoda más a los fumadores que la de un adulto mayor lejano a los jóvenes, grupo con alto consumo.

Estas campañas de marketing tienen beneficios en el mediano y largo plazo. Por ejemplo, durante la semana pasada se entregaron los datos sobre la ley antitabaco en España, país donde cada año dejaban de fumar alrededor de 350.000 personas, y que gracias a la iniciativa, el número de españoles que dejó el cigarrillo fue de más de 1.200.000.

La disminución en el número de fumadores y todos los beneficios que esto trae para la salud individual y pública son los frutos de estas campañas que deben renovarse permanentemente a fin de disminuir las 38 personas que mueren en Chile cada día a causa de este vicio.